Domingo 8 de enero de 2012, p. 12
Aunque muchos integrantes del crimen organizado pueden asumirse como católicos, en los hechos no lo son, pues sus prácticas de muerte no tienen relación con la defensa de la vida que promueve esta religión
, asegura Carlos Montiel, presidente del Consejo de Analistas Católicos de México.
Con motivo de la presentación de la segunda edición del ensayo La fe de los sicarios, Montiel destaca en entrevista con La Jornada que “aunque muchos narcos y sicarios hayan sido bautizados, bauticen a sus hijos, asistan a misa o den narcolimosnas, en los hechos están fuera de la Iglesia; son sólo católicos de intención, porque no se puede provocar muerte si se está por la vida.
No se puede servir a dos amos
, indica Montiel, quien a la pregunta de si se debe excomulgar a los criminales, dice que más bien éstos y sus familias deben convertirse
, petición que han hecho diversos obispos ante el avance de la violencia en diversas diócesis.
En el prólogo del ensayo, realizado por Pedro Arellano, director de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), plantea que la obra es un llamado a reconocer que vivimos una descomposición social
y lamenta que para la juventud mexicana sea más fácil conseguir una pistola que una beca de estudios
.
Asimismo, indica que el escrito permite entender que la fe de los creyentes contrasta con la de los sicarios
.
Otro aspecto que destaca es que se refuerza la idea de que los delincuents se inclinan por cultos de tipo satánico, son seguidores de la Santa Muerte y de la brujería.
En el escrito, Montiel hace hincapié en la necesidad de paz. “Nuestro país parece estar reducido a presenciar venganzas, injusticias o corrupción producto del desencanto económico, moral y político experimentado día a día ante la falta de seriedad y responsabilidad de nuestros gobernantes e incluso de cada uno de nosotros (...) el cambio va a provenir de los jóvenes, integrantes de las nuevas generaciones. Esos hombres y mujeres de edad temprana son el futuro de este país, los únicos que pueden virar el rumbo de la desintegración familiar y del aumento de la maldad”.
El autor sostiene que una medida útil para que los padres detecten un posible uso de drogas en sus hijos sería utilizar un dispositivo que detecta sustancias en la orina
.
Montiel critica el hecho de que a través de la música, redes sociales y conciertos se intente sumar al crimen a jóvenes y niños. “Los narcocorridos son canciones para reconocer a renombrados sicarios o hablar de sus mujeres”.