Jueves 5 de enero de 2012, p. 27
El narcotráfico, la explotación irracional de los recursos naturales y la migración a Estados Unidos están acabando con las comunidades indígenas de la sierra Tarahumara, un mundo arcaico, lleno de energía e inocencia
, cuyos habitantes corren el riesgo de perder la vida y la dignidad por falta de recursos para subsistir.
Así lo advirtió la escultora italiana Alice Micheli, quien desde hace más de 20 años ha acudido a esa zona para encontrar inspiración y ha atestiguado la decadencia de un pueblo que no pudo escapar a la depredación.
Micheli empezó a ver las primeras señales de descomposición social hace un año, luego de haberse ausentado más de un lustro.
Norogachi, pueblo de la Tarahumara adonde Micheli llegó por vez primera en 1991, siguiendo los pasos a los relatos del poeta francés Antonin Artaud, sufrió en años recientes una transformación drástica por el narco.
La droga le cambió la vida a mucha gente, y ahora no hay trabajo de otra cosa. Aunque el tarahumara sigue siendo una persona muy tímida y no creo que esté tan involucrada en el narcotráfico como el blanco o el mestizo
, señaló.
El cultivo de drogas, dijo, impuso una dinámica de violencia que antes era impensable y paradojas como que en pueblos de menos de 3 mil personas, donde no hay médico y el teléfono no sirve, haya carreteras nuevas por donde pasan camiones llenos de mota
.
El narcotráfico, señaló, sólo beneficia a unos cuantos y deja a la mayoría sin recursos para sobrevivir. Ya no hacen más artesanías porque se las compraban baratas. El maíz y el frijol escasean, y los animales tampoco tienen comida. Da pena ver todo eso.