El arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, pidió a los feligreses fortalecer su fe en Cristo, “pues sólo así –dijo– se puede encontrar la respuesta a los problemas de nuestro mundo”.

En la homilía dominical, pronunciada en la Catedral Metropolitana de la ciudad de México, Rivera Carrera manifestó, con motivo de la celebración de la Navidad, que es tiempo de salvación en que Dios muestra su cercanía y condescendencia por el inefable misterio de la encarnación y del nacimiento de su hijo unigénito. En esa cercanía se puede realizar la verdadera fraternidad y solidaridad con quienes sufren, expresó.

Hemos escuchado los sufrimientos de las familias que soportan cargas de diversa naturaleza que les oprimen; de los jóvenes que se sienten perdidos en el mundo de hoy y que se les priva de la oportunidad de ganarse la vida y construir una familia; de los jóvenes que pierden el bienestar de su hogar para irse a buscar mejores horizontes en el anonimato y la incertidumbre de las ciudades o de otros países; de los niños de la calle que padecen nuestra falta de solidaridad y de cariño; de los inmigrantes que no son acogidos en su país de adopción.

También se refirió al sufrimiento de los trabajadores temporales que padecen enormes fatigas para conseguir el sustento diario, de los miembros de las minorías que son víctimas de prejuicios y de injusticias, de los pueblos autóctonos e indígenas a quienes no se les ha rescatado en su derecho y en su dignidad, y de quienes viven solos y afectados por la enfermedad o la edad.

Indicó que en esta Navidad la resurrección de Jesucristo llena de esperanza y su presencia en nuestro caminar, nos llena de valor.

Un día antes, durante la misa solemne de Navidad, también realizada en la Catedral Metropolitana, el cardenal precisó que las tinieblas, que según la Sagrada Escritura simbolizan todo lo adverso, y pese a éstas, que son la confusión, la autosuficiencia cerrada a Dios, la amargura, desesperación y hasta resignación ante las muchas cosas que no podemos hacer ni conseguir, es posible la construcción de un tejido social más humano.

Manifestó que basta la luz encendida en Belén hace más de dos milenios para orientarnos y avanzar por el camino que lleva a superar las situaciones problemáticas.

Dios ama nuestra ciudad capital a pesar de todas las tinieblas de nuestras familias, de nuestros jóvenes, de nuestros pobres y de nosotros mismos. Somos amados por Dios en Jesús y podemos colaborar en la construcción de un tejido social más humano.