El regiomontano Javier Livas Cantú y el poblano Luis Paredes solicitaron ayer registro ante la Comisión Nacional Electoral del partido blanquiazul, como precandidatos a la Presidencia.

Con ellos suman cinco los aspirantes a la postulación del Partido Acción Nacional (PAN) junto a Ernesto Cordero, Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota, pero será el órgano electoral interno el que defina el próximo sábado si procede el registro de todos.

Luis Paredes, quien fue alcalde de la ciudad de Puebla, presentó junto a su inscripción una inconformidad, por la inequidad existente en el proceso previo al inicio de las precampañas.

Señaló que desde julio pasado notificó a la cúpula panista su intención de participar en la contienda interna, pero nunca fue requerido para participar en los foros de la Fundación Rafael Preciado, o en cualquier otra actividad en la que han participado los aspirantes presidenciales.

El antiguo edil fue expulsado del PAN en 2005 por desprestigiar a su partido, señalan crónicas periodísticas, pero años después el tribunal electoral le restituyó sus derechos como militante.

Durante una entrevista realizada al término de su solicitud de registro en la sede nacional del blanquiazul, informó que entregó alrededor de 32 mil firmas, mientras Livas Cantú señaló que presentó más de 30 mil 800 rúbricas.

El regiomontano llegó acompañado al edificio del PAN de Francisco Solís, también conocido como Pancho Cachondo, quien fue expulsado de Acción Nacional, y dijo representar a todos los panistas que se encuentran fuera del partido.

En un breve discurso, Javier Livas convocó a la militancia a ser la punta de lanza para rescatar a México de la restauración autoritaria y de quienes pretenden convertirlo en un feudo propio sin ley y sin justicia.

Mostro preocupación por el clima de violencia que impera en el país y porque ninguno de los aspirantes a la Presidencia pone atención a esta situación. Resulta increíble que los partidos pretendan contagiar un ambiente de normalidad que se traduce en concentraciones parti- distas y celebraciones insultantes, cuando hay miles de familias enlutadas y peor aún cuando millones de hombres y mujeres están en una verdadera situación de pánico cotidiano por el estado de indefensión en que se encuentran. En miles de colonias populares del país, llamar a la policía estatal o municipal se convierte en una verdadera ruleta rusa, puntualizó.