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Reconocen trayectoria de Terry Gilliam en el festival de cine de Marrakech

La comedia está viva; Hollywood se ha encargado de hacerla mal

También la televisión de cualquier lugar presenta propuestas burdas del género, que sirve para decir muchas cosas de manera sutil, comenta el realizador

Exhibió The Wolly Familiy

Enviado
Periódico La Jornada
Jueves 8 de diciembre de 2011, p. 7

Marrakech, 7 de diciembre. La comedia está viva, porque siempre se ha hecho y a la gente en todo el mundo le encanta. El público espera lo mejor de este género, que sirve para decir muchas cosas sutilmente. Pero hay que reconocer que Hollywood, que produce muchas comedias, se ha encargado de hacer cosas muy malas, con fórmulas ya hechas. También la televisión presenta en cualquier parte del mundo propuestas burdas sobre el género. La llamada Meca del Cine no es precisamente el lugar más libre para rodarlas. Sin duda, hay trabajos muy interesantes fuera de ésta, como los que hace el italiano Nanni Moretti, comenta Terry Gilliam, nacido en Minnesota pero adoptado por Inglaterra, quien perteneció a la corrosiva y ácida agrupación inglesa de comediantes Monty Python, fundada en 1969, escuela de sátira para muchos actores y directores.

Gilliam, dueño de una filmografía envidiable en la que destacan cintas como Brazil, Jabberwocky, Miedo y asco en Las Vegas (del texto del maestro Hunter S. Thompson), El pescador de ilusiones, Doce monos, Tideland y Los hermanos Grimm, fue reconocido por su trayectoria en la edición once del Festival Internacional de Cine de Marrakech, que se desarrolla estos días en la ciudad marroquí. De hecho en la principal sala del encuentro (el Palacio de los Congresos, especie de Palacio de Bellas Artes de esta ciudad, que los oriundos han abarrotado en sus funciones) se exhibió su filme más reciente, The Wholly Family, cortometraje irónico filmado en Nápoles, Italia.

En una entrevista, realizada en uno de los hoteles más lujosos del país magrebí –en el que se ha hospedado Alfred Hitchcock, entre otras estrellas hollywoodenses–, recuerda que cuando presentó su primer largometraje en Nueva York, Monty Python y el Santo Grial, la gente se impactó al ver explícitamente escenas duras de humor negro. Ahora es más normal ver de forma divertida la amputación de un brazo o unas pierna

Foto
Terry Gilliam durante la entrevista con La JornadaFoto Juan José Olivares

Al simpático Gilliam le saca ámpula recordarle qué es lo que ha pasado con uno de sus proyectos más ambiciosos: El hombre que mató don Quijote, planeado desde 2000 y el cual no podido gestarse debido a la falta, sobre todo, de dinero: 20 millones de dólares es lo que le cuesta realizarlo, dice, “dinero que para Hollywood no es nada, pero fuera de esa industria…”

De hecho, no le ha quedado otra que rodar el documental Perdido en La Mancha, que narra las dificultades para filmar el largometraje de ficción mencionado.

¿Es como un sueño filmar la historia de Miguel de Cervantes?, se le pregunta.

Responde: Más bien es una pesadilla, un castigo autoimpuesto. Vamos a ver qué pasa para el año que viene. Robert Duvall sigue puesto para participar.

Es válido hacer publicidad en busca de financiamiento, dice

Afirma que en el cine todo gira alrededor del dinero. Si no lo consigues es difícil concretar tus grandes ilusiones. Deberíamos aprovechar la televisión, su alcance, y poder para realizar producciones. En mi caso, para conseguir dinero he tenido que hacer comerciales. Este año hice uno para (la compañía) Pepsi, con la condición de que debería tener libertad absoluta, y la tuve. Por eso muchos realizadores tienen que hacer publicidad para conseguir financiamiento. Es válido. Creo que haré un comercial al año.

Gilliam está tras otro proyecto (en este caso en la posición de productor), 1984, extraído de la novela del mismo nombre, escrita por George Orwell. Tiene ya la experiencia de realizar ciencia ficción; hay que recordar Brazil, tragicomedia futurista de crítica al gobierno, filmada en 1984 y considerada una pieza maestra.