Carlos Aguiar Retes, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), aseguró que Felipe Calderón ha hecho el mejor de sus esfuerzos durante los cinco años que lleva en la Presidencia.

Consideró que si no se ha logrado lo que se esperaba en materia de seguridad, es por la complejidad de la situación que vive México, no sólo por el narcotrafico, sino también por la corrupción e impunidad que se arrastran desde el siglo pasado, aspectos que no se puede resolver de la noche a la mañana.

Entrevistado al concluir la presentación de la revista católica Nueva Vida, el también arzobispo de Tlalnepantla indicó que el debilitamiento del tejido social ha sido otro de los factores que ha facilitado la acción de la delincuencia. Destacó que pese a estas circunstancias habría que reconocer el desmantelamiento de los cárteles.

“Del primer año al quinto (de gobierno de Calderón) hay una enorme diferencia; antes era muy difícil que capturaran a los líderes, había enfrentamientos y se hacían operativos para controlar, pero en estos dos últimos años se han intensificado las capturas de líderes importantes”.

Consideró que quien gane las elecciones presidenciales en 2012 debe continuar con la lucha antinarco, pero dijo que la estrategia debe ser completada con otras acciones.

Deben continuarla de distinta manera; los precandidatos ya han externado que tiene que ser completada. La estragia debe ser mejor acompañada con proyectos de concientización, por ejemplo, en el campo educativo, para que las nuevas generaciones conozcan el problema y empiecen a prepararse para afrontar esta situación. También se debe actuar en el campo de la protección a la familia. No hay leyes que ayuden a la familia en general, y ese tema debe replantearse. No es lo mismo hablar de ayudar al trabajador que tomar en cuenta su contexto de familia. Los legisladores deben considerar estos aspectos para que pueda fortalecerse el tejido social.

En vísperas de que comience el registro de los precandidatos a la Presidencia, Aguiar Retes expresó que el pueblo está necesitado de políticos que cumplan lo que prometen. Por ello llamó a los aspirantes a que piensen muy bien sus propuestas, para que no hagan campañas de saliva.

Respecto al debilitamiento del tejido social, durante su discurso reconoció que la Iglesia católica también contribuyó, al ser omisa en muchas acciones.

Indicó que la urbanización acelerada que vivió el país en el siglo pasado, la explosión demográfica y la migración nos agarraron de imprevisto, no supimos encauzar a tiempo y la Iglesia perdió la oportunidad de ser la animadora, colaboradora eficaz del fortalcimiento del tejido social; caímos en el anonimato de las grandes ciudades.

Señaló que ante esta realidad, la Iglesia siguió haciendo su misión al estilo de siempre, la cual calificó de positiva, en general, pero insuficiente para el desafío. Pero nos quedamos cortos en reorientar nuestro trabajo, pues lo que se requería no era sólo ofrecer los servicios de culto, la ministración de los sacramentos y el fomento de la espiritualidad.