Guadalajara, Jal., 2 de diciembre. La responsabilidad de Estados Unidos en la tragedia deshumanizadora que ha causado la guerra contra el narcotráfico en México, así como la necesidad urgente de la reacción y participación ciudadanas, fueron dos aspectos que destacaron los periodistas Hugo Gutiérrez Vega y Sanjuana Martínez.

Con cuatro preguntas, el también poeta, diplomático y director de La Jornada Semanal puso el dedo en una de varias llagas.

“¿Hay cárteles en Estados Unidos? Que yo sepa no. ¿Han detenido a vendedores de droga en Estados Unidos, a jefes de mafias? No. Los presos que reciben son de Colombia o de México y algunos latinos que detienen allá. ¿Cómo se mueve la droga allá?, ¿se mueve sola por las calles? ¿No sabe el gobierno estadunidense de dónde sale la droga, de dónde salen los monopolios?

“Desde el sexenio de Carlos Salinas, Estados Unidos no nos sugiere cosas, nos dan órdenes. La prueba es la operación Rápido y furioso, que contradice la orden: por un lado, combatan ustedes al crimen organizado, particularmente al narco, y por el otro nosotros venderemos armas más modernas y sofisticadas al crimen organizado. Es un juego siniestro de paradojas y de contradicciones.”

Gutiérrez Vega y la autora del libro La frontera del narco desarrollaron la charla El periodismo en un sexenio sangriento, como parte del Foro de Periodismo Cultural y de la Cátedra Hugo Gutiérrez Vega de la Universidad de Guadalajara, todo en el contexto de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Sanjuana Martínez dijo que “esta guerra delirante ha generado una estela de dolor inmensa y prolongada que tiene su epicentro en la frontera, en esos 3 mil 200 kilómetros que separan a México de Estados Unidos. La droga que es mortífera en México y que ha provocado 50 mil muertos, al cruzar la frontera se vuelve pacífica, transita libremente y se consume a manos llenas.

“Esta guerra es fallida también porque no ataca el sistema financiero del narco. Son miles de millones de dólares blanqueados al día. El problema del narcotráfico sólo se acabaría si la droga se regularizara. Pero eso no se hace porque beneficia a muchos, porque mientras los muertos sean los mexicanos, a Estados Unidos no le importa lo demás.”

El autor de Antología con dudas consideró que todo esto es producto de una trágica equivocación, de cálculos erróneos” y de la terquedad patológica, de una voluntad de continuar adelante, de insistir en el error como única solución posible. La solución que encontraron desde el principio fue discutible: el Ejército en las calles, la militarización, que es en sí misma peligrosa, difícil.

Martínez habló también del inquilino que llegó a ocupar la silla del águila de manera cuestionada y que se va a ir como el señor de los muertos. Y dio cifras: 50 mil muertos, 250 mil desplazados, 30 mil desaparecidos, 20 mil huérfanos, 5 mil niños asesinados, cientos de feminicidios y cada día más mujeres desaparecidas con fines de explotación sexual.

“Ahora los cárteles han descubierto que el negocio no solamente es vender cuernos de chivo y droga, sino mujeres.”

Estamos en plena ley de la selva

Gutiérrez Vega destacó otro aspecto clave: Es muy fácil decir que nos gobierna el PAN, cuando la mayor parte de los gobernadores y alcaldes son del PRI y no ha desmantelado un solo aspecto de la estructura priísta, que todavía está viva. En ningún momento ha podido o querido el PAN desmantelar esa estructura corporativa, sobre todo el frente formado por los gobernadores.

Por eso planteó que es necesario que la sociedad actúe. Si no actúa, ¿qué vamos a hacer? El país está degenerado, como lo estaba la España invertebrada de Ortega y Gasset. México en muchos aspectos está invertebrado, el tejido social está desgarrado. Necesitamos que la sociedad civil actúe a través de un movimiento de regeneración nacional.

Ambos se refirieron al litigio entre La Jornada y la revista Letras Libres, que dirige Enrique Krauze, que llegó a una sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La revista, dijo Gutiérrez Vega, “nos acusó de ser cómplices del terrorismo y de estar aliados con terroristas internacionales. Eso, en buen castellano, se llama difamación o calumnia. No probó su dicho, simplemente lo emitió. Y la Tremenda corte decidió que estos conflictos entre periodistas se dirimieran a través de preguntas y respuestas entre los medios, en nombre de la libertad de expresión.

“Si alguien quiere la libertad de expresión somos nosotros. Pero sabemos que ésta tiene límites, no hay libertades absolutas, y uno es el honor de la persona a la cual se ataca, sea moral o física. Acusar de terrorismo es grave. En Estados Unidos se suspenden todas las garantías individuales en los casos de terrorismo y está admitida la tortura. Entonces, nos ponen en riesgo grave. Eso alegamos ante la Corte.

Ahora estamos en plena ley de la selva. Mañana podríamos acusar al señor Krauze de muchas cosas. Como ya está permitido, como ya no existe la calumnia ni la difamación, podríamos decir las cosas más estrambóticas. A pesar de lo que la Corte diga, vamos a seguir adelante con nuestro espíritu periodístico, con la ética.

Martínez dijo que es paradójico que para la Corte no haya calumnia de Letras Libres, pero sí en el caso de uno de los ciudadanos que demandaron a Calderón, por crímenes de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional.