La llovizna y el frío hicieron más difícil la pista del Autódromo Hermanos Rodríguez, donde ayer se disputó la última fecha de la Nascar Corona Series.

Los choques, el caos que sobreviene y la lucha salvaje por el subcampeonato de la temporada le agregaron la emoción. El serial ya tenía un campeón, Germán Quiroga, quien en la anterior carrera, en Aguascalientes, había asegurado el título; sólo quedaba por definir al segundo corredor.

El hoy tricampeón había advertido que no vendría a dar un paseo para cumplir con la cita y habló de razones sentimentales para llevarse esta competencia, pero lo cierto es que ayer no arriesgó demasiado para conquistar el óvalo capitalino.

La competencia más importante de la temporada tuvo como protagonistas a los pilotos que querían quedarse con el subcampeonato, al cual sólo unos cuantos podían aspirar. Otros, con ese segundo lugar lejos de sus posibilidades, también tenían intereses en juego, como mejorar la posición para el próximo año, con el propósito de entregar buenos resultados a sus patrocinadores.

El ganador indiscutible de la última fecha en el autódromo capitalino, y por lo tanto subcampeón del serial, fue Homero Richards, piloto que hizo evidente su astucia y espíritu combativo, porque aunque inició desde la posición número cinco de la parrilla de salida fue ganando posiciones hasta conseguir el liderato, que peleó con coraje y mantuvo hasta la última vuelta, la 123, en la que concluyó con tiempo de 1:55:29.492 horas.

El segundo puesto fue arañado por Abraham Calderón, quien registró 1:55:30.625 y mantuvo feroz pelea con Rogelio López (1:55:30.644), que terminó tercero. Ambos agregaron dramatismo en las últimas vueltas en una pugna temeraria por arrebatarse la posición.

Quiroga ya había amarrado el título desde AguascalientesFoto Víctor Camacho

El campeón Quiroga corrió temeroso de sufrir algún contacto, convencido de que el serial ya era suyo, y para no afectar la urgencia de puntos de otros competidores. Ese exceso de prudencia lo dejó ayer en el quinto puesto, aunque supo apretar el acelerador para adelantar lugares, ya que en gran parte de la competencia mantuvo un conservador séptimo sitio.

El triunfo del ahora subcampeón estuvo apretado, porque en las primeras vueltas hubo algunos pilotos jóvenes que desafiaron a los de mayor experiencia.

Irwin Vences tuvo la ambición para imponerse durante una parte considerable de la carrera, siempre escoltado por Richards y Rubén Rovelo, quien también estaba en la pugna por el subcampeonato, pero la pelea se cerró lo suficiente y el mayor oficio de Richards terminó por pesar más al arrebatar el liderato, que ya no soltó en el resto de la competencia.

Sin embargo, no sólo se trató de ambiciones y voluntades, porque las condiciones climáticas hicieron su parte para complicar la competencia.

La llovizna y el frío impidieron una buena adhesión de los neumáticos a la pista, por lo que abundaron los despistes y percances que provocaron cinco banderas amarillas.

Al finalizar, Quiroga parecía enfadado: Se me complicó la carrera y no quería tener contactos con nadie ni afectar la puntuación de ninguno, pero no siempre se puede ganar la última competencia; muchos pilotos campeones no lo logran, señaló.

Richards, en tanto, estaba feliz por el subcampeonato. Dijo que pese a no llevarse la temporada, ganar la carrera más importante del serial, en la ciudad de México, le dejaba un sabor muy grato: Nadie me dejó pasar para esta victoria, yo arrebaté la posición.