El prestigioso museo de arte contemporáneo Reina Sofía de Madrid celebra esta semana el 30 aniversario de la llegada a España, tras casi medio siglo en el exilio, del Guernica, el célebre cuadro que Pablo Ruiz Picasso pintó en París durante la guerra civil española.

Convertido en símbolo universal de la crueldad de la guerra, el gran lienzo en blanco y negro de Picasso no pisó suelo español hasta 1981, forzado al exilio durante la larga dictadura del general Francisco Franco (1939-1975).

El Guernica tiene un importante significado no sólo desde el punto de vista artístico, en el que es indiscutible su valor universal, sinó también por su valor simbólico en contra de la guerra y de toda la violencia, explica Rosario Peiró, jefa de colecciones del Reina Sofía.

Pintado por Picasso en París en 1937 por encargo del gobierno republicano español, el cuadro denuncia el bombardeo de la ciudad vasca de Gernika por la avión nazi de Adolfo Hitlet, aliado de Franco.

Desde el punto de vista específicamente español, es un documento de lo que pasó en España en aquella época y su llegada significó el comienzo de una nueva aventura democrática, recuerda Peiró, responsable del museo que acoge la obra maestra desde 1992.

Durante los años de la guerra civil española (1936-1939) el Guernica viajó incesantemente por Europa y Estados Unidos para recoger fondos con que ayudar a la lucha contra el franquismo, antes de ser confiado al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) a finales de los 50.

En 1973 Picasso escribe al MoMA pidiéndole “que el Guernica sólo se devuelva cuando en España vuelvan las libertades públicas”, explica Peiró.

Poco después de la muerte de Franco en 1975, los parlamentarios españoles empredieron los trámites para reclamar su devolución al museo neoyorquino. El 10 de septiembre de 1981, protegido por un espeso vidrio blindado, el Guernica hizo su llegada triunfal a Madrid.

Sin embargo, desde entonces el cuadro no ha dejado de ser objeto de deseo. El famoso lienzo es protagonista desde años de una batalla entre el Reina Sofía y el prestigioso museo de El Prado, además de una batalla con algunos dirigentes políticos del País Vasco, donde se encuentra la ciudad de Gernika, que también lo reclaman.