Satisfechos por haber cumplido con el plazo constitucional para la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), los diputados avalaron anoche el gasto público para el año próximo y se retiraron con los despojos de una negociación que arrebató recursos a programas sociales para satisfacer sus intereses y los de sus gobiernos estatales.

De la rebatiña, que duró casi una semana, los legisladores festejaron la restructuración del contracíclico proyecto que les envió Felipe Calderón, quien castigaba aún más el gasto social, campo, carreteras, abatimiento de la pobreza, educación y salud.

En el último capítulo de la disputa legislativa, que tuvo lugar el domingo pasado, la negociación presupuestal vivió momentos de tensión. La víspera, Cruz López (PRI), ex secretario general de la Confederación Nacional Campesina (CNC), había anunciado que el coordinador del tricolor, Francisco Rojas Gutiérrez, y el presidente de la Comisión de Presupuesto, el también priísta Alfonso Navarrete Prida, ya tenían fórmulas para resolver la demanda de los campesinos, que alcanzaban los 312 mil millones de pesos. Incluso reconoció que el subsector recibiría 21 mil millones más por el rubro recursos potenciados.

La noche del lunes, tal escenario se modificó cuando la Secretaría de Hacienda precisó que los requerimientos para el campo no podrían ser cumplidos. La advertencia propició que Rojas negociara durante la madrugada para resolver el problema que le generaba el gobierno de Calderón y que amenazaba con impedir que la sesión transcurriera sin sobresaltos, porque el diputado cenecista había amenazado que utilizaría la tribuna para denunciar el castigo al sector agrario.

Y así fue. Al inicio de la sesión de ayer, los diputados del sector campesino del PRI tomaron la tribuna en protesta por la actitud prepotente y altanera de los negociadores enviados por Hacienda. Y desde esa tribuna, para sorpresa de sus correligionarios, enojo de los panistas y burlas de los perredistas, Cruz López espetó: Nos dijeron que ni madre; que no se podía mover ni un punto el decreto. Apoyados por los legisladores del PT, alrededor de 38 diputados cenecistas afirmaron que no se moverían de ahí hasta que se pusiera un alto a la arrogancia de los funcionarios federales.

El presidente de la Cámara, Emilio Chuayffet, ordenó un breve receso para dar tiempo a la negociación con sus propios correligionarios, aunque en la siguiente ronda denunció que el diputado Gerardo Sánchez, líder de la CNC, proponía a sus compañeros tomar la presidencia de la Cámara. De inmediato, los afines a Chuayffet, de la bancada mexiquense, subieron para resguardar esa área.

Los legisladores cenecistas se apoyaron con un micrófono y una bocina móviles, al tiempo que los diputados debían tomar la palabra desde su curul, en un intento por no detener la discusión del presupuesto y, sobre todo, para ignorar a los representantes del sector campesino.

La alarma se apoderó de los funcionarios de Hacienda, entre ellos los subsecretarios José Antonio González y Carlos Montaño, quienes corrían entre el área de sesiones y el viejo salón de protocolos, donde instalaron una oficina con objeto de cuadrar las cifras del gasto, que ellos se obstinaban en mantener incólumes.

En medio de esto, una ocurrencia del vicecoordinador económico del PAN, Luis Enrique Mercado, propició otros momentos de tensión, porque sometió a votación que se modificara el artículo tercero transitorio para que Hacienda violentara los preceptos del decreto de presupuesto 2012. A cuatro días del desplome del helicóptero en el que murió el secretario de Gobernación, Francisco Blake, Mercado pidió a esa dependencia reasignar recursos provenientes de subejercicios y economías para renovar la flota aérea presidencial (17 aparatos), incluido el Boeing TP01 que utiliza Calderón.

El toma y daca incluyó una reducción de 2 mil millones de pesos a la propuesta calderonista para ampliar el programa 70 y más, de apoyo económico a los adultos mayores de 70 años. La Cámara sólo aprobó 3 mil millones de la propuesta original. Francisco Rojas informó al final que se ampliaría el número de beneficiarios y que incluso las reasignaciones, por más de mil millones de pesos, alcanzarían a otros programas de relevancia sustantiva en el gasto.

Cuando ya cantaba Chuayffet el fin de la sesión, nació un coro entre curules del PRI: ¡Fausto gobernador!