El poeta, periodista del área cultural, académico y diplomático Hugo Gutiérrez Vega fue elegido como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, durante la sesión plenaria del pasado jueves, y ocupará la silla XXXIV que dejó Alí Chumacero, fallecido el 22 de octubre de 2010, anunció la institución mediante un comunicado.

Al hacer esta elección, nuestra corporación reconoce a un alto poeta mexicano, cuya obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, ruso, rumano, portugués, griego, turco, neerlandés y árabe. También se ve enriquecida con la experiencia de un hombre comprometido cotidianamente, en el curso de su longevidad, con la difusión de la cultura mexicana y universal; asimismo reconoce la experiencia de un diplomático que ha sobresalido en el auspicio del intercambio cultural entre México y el mundo, explicó sobre el ingreso del poeta jalisciense, nacido en 1934.

Al destacar su vasta obra poética que comprende una treintena de libros, el amplio itinerario académico de un universitario que ha sabido beneficiarse de la vida entre las aulas y la cátedra, de su larga experiencia en el Servicio Exterior Mexicano entre 1963 y 1998, que lo llevó a Reino Unido, España, Grecia y Brasil, además de su amplia labor periodística, la academia consideró al director del suplemento cultural La Jornada Semanal como un protagonista clave y generoso en la propagación, difusión de las letras, las artes y el teatro, dentro y fuera de nuestras fronteras.

Cuerpo colegiado vivo

De acuerdo con mi ánimo y mi estilo, la perplejidad es una de mis reacciones. No estoy totalmente seguro de si merezca ese honor, pero ya que me lo han conferido lo acepto con gran agradecimiento, expresó en entrevista telefónica Gutiérrez Vega sobre la notificación de pertenecer a una institución por la que han desfilado grandes escritores y humanistas, como Amado Nervo, Alfonso Reyes, José Gorostiza, Juan Rulfo y Salvador Elizondo.

Al referirse a la labor del grupo de notables, al que ahora se unirá, consideró que la academia tiene una vida muy rica, muy fructífera. No sólo es el organismo anquilosado en el algunos piensan, sino que al contrario, gracias a estos nuevos miembros es un organismo vivo, actuante y que no sólo defiende la lengua, sino que la enriquece y nos da una mayor flexibilidad y riqueza en su uso.

Del trabajo realizado en ese cuerpo colegiado destacó “la revisión del diccionario, la aportación de nuevas palabras. Por ejemplo, ha sido muy importante el Diccionario de mexicanismos, el estudio de la situación de las letras del país y el conocimiento y la relación con la literatura de los otros países de la misma lengua, y sobre todo con la Real Academia Española, pero aparte de eso hay muchas otras actividades: conferencias, cursos de divulgación, publicaciones”.

Después de la elección, cuya candidatura fue propuesta por Pascual Buxó, Ernesto de la Peña y Vicente Quirarte, de acuerdo con los estatutos de la academia fundada en 1875 con el propósito de preservar, defender y cultivar el español en México, Hugo Gutiérrez Vega es ahora un académico electo, sin derecho de voto, hasta que realice su discurso de ingreso que debe versar sobre el académico a quien sustituye.

Hugo Gutiérrez Vega, en imagen del pasado 8 de marzo, al recibir un reconocimiento de la Asociación Salvador AllendeFoto Roberto García Ortiz

Probablemente será hasta el próximo año cuando pronuncie su discurso en la ceremonia oficial, el cual preparará con mucho cuidado, dijo, porque soy bastante grosero y no puedo decir una grosería en la academia, sin embargo avezado y arquitecto del lenguaje, consideró que hay que velar inclusive por las palabrotas, defenderlas, conservarlas, tienen mucha fuerza expresiva y forman parte del ser nacional, así que hay que aferrarnos a ellas en todos los momentos, proclamó en tono humorista, parte de su carácter afable, como el de su antecesor académico, Alí Chumacero (1918-2010).

Voy a exponer fundamentalmente sobre la poesía y sobre el académico cuya silla voy a ocupar: Alí Chumacero, lo cual es otro motivo para mí de mucho agrado y de mucho orgullo hablar de una persona a la que tanto admiré y quise, una silla que por todos los conceptos me queda grande, expresó sobre el poeta de Acaponeta, autor de Palabras en reposo. El sitio número XXXVI correspondió a partir de 1955 a Francisco González Guerrero y luego, desde 1964, a Chumacero.

Son 36 las sillas que integran a la Academia Mexicana de la Lengua, identificadas por números romanos, cuyas membresías son vitalicias. Se designaron recientemente las que dejaron el poeta Carlos Montemayor, que ocupará Germán Viveros Maldonado, y la del historiador Enrique Cárdenas de la Peña, fallecidos en 2010, cuyo nuevo titular será Miguel Capistrán, y el del periodista Miguel Ángel Granados Chapa, que muriera el pasado 16 de octubre y que aún continúa vacía.

Compilador de ocupaciones, el originario de la Perla Tapatía señaló que en esta nueva encomienda de paladín de la lengua, “lo de poeta me va ayudar para aportar, como decía Salvador Novo, tres o cuatro metáforas. Pero el trabajo de periodismo cultural y mi estudio constante y sistemático del desarrollo de la cultura del desarrollo del país, a lo que me obliga La Jornada Semanal, también me ayudará para aportar alguna información a los otros miembros de la academia sobre el estado de la literatura y de la cultura en general en el país. Espero ser útil en esto, lo haré como lo dicen los testigos y los peritos de los juicios: de acuerdo con mi leal saber y entender”.

Al confesar que junto al agradecimiento, llegaré muy asustado, debo reconocerlo, pero entre amigos, quienes me acogerán con mucha amabilidad y cordialidad, su apoyo me sacará adelante. Algunos de los integrantes de la Academia Mexicana de la Lengua son Margo Glantz, Miguel León-Portilla, Vicente Leñero, Gonzalo Celorio y Ramón Xirau.