Cultura
Ver día anteriorJueves 27 de octubre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Duane Cochran impartió un taller para ese público en el festival Cervantino

La música de Schumann detonó la vena artística de una veintena de niños

El pianista y bailarín los invitó a imaginar la danza de los chapulines

Nadie quería dejar de pintar para dar paso a seres fantásticos que cobraban vida con las acuarelas de los pequeños

Foto
Duane Cochran y sus alumnos, de entre cuatro y siete años, durante la sesión efectuada en el Museo Gene Byron, en GuanajuatoFoto Mónica Mateos
Foto
Del pincel de Luciana escapa un chapulínFoto Mónica Mateos
Enviada
Periódico La Jornada
Jueves 27 de octubre de 2011, p. 4

Guanajuato, Gto., 26 de octubre. Suena al piano la música de Robert Schumann, la interpreta Duane Cochran, quien dice a una veintena de niños: imaginen la danza de los chapulines.

Al escuchar las primeras notas, los ojos de Luciana, de cinco años, se abren a más no poder, en su mente comienza cosquillear un insecto, que baja raudo por su brazo, luego por su mano y se escapa del pincel.

Duane sigue tocando y los pequeños llenan las hojas de grillos que devoran leones, verdes, morados o del tamaño del Sol.

Las obras de arte nacen al ritmo de la música y viceversa: la interpretación del pianista se enriquece al mirar las escenas que provoca la música.

Se trata del taller Un juego de niños, organizado por el maestro José Luis Castillo, como parte del programa de música contemporánea que este año se presenta en el Festival Internacional Cervantino (FIC).

El encuentro se desarrolló en una de las salas del museo Gene Byron. Los dibujos realizados por los niños invitados fueron presentados durante el concierto que Cochran ofreció el domingo 23 al medio día en el Auditorio de Minas, en Guanajuato.

Si bien durante el FIC siempre se programan espectáculos para los más pequeños, son contadas las ocasiones en las que los artistas han trabajado directamente con uno de los públicos más temidos, por exigente.

La música contemporánea es ante todo poesía, los niños la escuchan y les detona de inmediato procesos creativos; esa fue nuestra intención al proponer esta actividad, señaló Castillo, quien encontró en el pianista al cómplice perfecto para concretar un proyecto que, de entrada, consiguió uno de los objetivos más anhelados por los educadores: mantener a los pequeños concentrados al máximo en la actividad.

¿Les gustó la música?, pregunta Duane, y un coro brota en medio de sonrisas: ¡sí! Nadie quiere dejar de pintar pero, sobre todo, de escuchar e imaginar seres fantásticos que cobran vida con las acuarelas.

Foto
Duane Cochran en el piano, y sus alumnos en el tallerFoto Mónica Mateos

Gran experiencia de aprendizaje

La idea partió del programa que presentó el también bailarín, conformado por las piezas Kinderszenen, de Schumnann; Music for chilren, de Serguéi Prokófiev, y The Moon Sails o’er the Meadows Ein Kinderspiel, de Helmut Lachenmann.

Se pensó en provocar el juego también para romper las fronteras del hecho artístico y, además de apoyar la formación de públicos, intentar formatos más blandos, no tan formales, que la experiencia artística se convierta en una disciplina familiar, añade Castillo.

Al concluir el taller, Duane comentó que más que nunca pudo constatar la gran necesidad de la música para sensibilizar a las personas, pues los niños (de entre cuatro y siete años), “iniciaron un poco reservados, pero después se soltaron hasta que se atrevieron a mancharse las manos. Fue una gran experiencia de aprendizaje para ellos y para mí.

“Es la primera vez que trabajo con chiquitos y reconozco que no estoy preparado, no obstante hice una clase piloto en la ciudad de México, porque no quería llegar sin nada al taller, y encontré la magia. Los niños dan mucho y lo mismo tenemos que devolverles.

“Ellos no sólo son la nueva generación de espectadores, de estos 25 niños que participaron, espero que por lo menos uno llegue a ser un gran artista, como pintor, músico, pues estas experiencias son las que cambian muchas cosas dentro de una persona.

La música de Prokófiev es con la que más se identificaron, de inmediato imaginaban los personajes. Sería muy bueno repetir el taller sobre todo en las escuelas, concluyó Duane Cochran.