Madaí Pérez dio la primera medalla en atletismo; ganó la plata en el maratón
La mexicana encabezó 35 kilómetros bajo un sol quemante, pero al 38 la amazónica la superó y ya no soltó la punta
Lo intenté y quise dar de más, dijo la corredora nacional
Lunes 24 de octubre de 2011, p. 2
Guadalajara, Jal., 23 de octubre. Madaí Pérez se quedó a un paso de obtener el oro y en el kilómetro 38 se fundió para ceder ese honor a la brasileña Adriana da Silva. México, con el segundo lugar, regresa al podio del maratón después de 16 años del bronce de Emma Cabrera en Mar del Plata.
La corredora nacional estuvo a punto de cumplir su cometido, pero no podía más y con los ojos casi desorbitados, jalando aire y los brazos casi debajo de la cintura, llegó a la meta para dar a nuestro país el primer metal en atletismo.
La favorita de la prueba cronometró 2:38.06 horas, por 2:36.37 de la brasileña, quien estableció nuevo récord panamericano al superar el de la chilena Erika Olivera (2:37.41) de Winnipeg 99. El bronce correspondió a la peruana Jemena Misayauri (2:42.09). La mexicana Paula Apolonio fue sexta (2:45.03).
Pérez, de 31 años de edad, pagó caro su debut. Encabezó 35 kilómetros con un sol quemante y con alta humedad. Al pasar por la catedral de Guadalajara la brasileña acortó distancia. Se puso a 22 segundos.
Al 38 la esperanza tricolor se esfumó y el silencio fue sepulcral, mientras Da Silva, con una pequeña bandera de su país, disfrutaba la entrada triunfal frente a la glorieta de la Minerva. Al ver a Madaí el público le aplaudió y le gritó que sólo cruzara la meta.
Tomó la punta desde el inicio
La tlaxcalteca, madre de dos hijos, tomó la punta desde los primeros kilómetros, los cuales devoró con rapidez para enfilarse en solitario al circuito panamericano, donde las competidoras debieron correr algunos tramos de adoquín en el centro histórico, para luego tomar la ruta en la que salieron en medio de los Arcos y la Minerva, los dos lugares más emblemáticos de la capital jalisciense.
A la hora transcurrida, a Pérez se le notaba fuerte, con buen paso y segura de sí, en un lugar que había recorrido varias veces y en donde entrenó bajo condiciones climáticas similares e inclusive más extremas.
Luego de 30 kilómetros consumidos la menudita fondista lanzó la gorra blanca y las gafas a la zona VIP donde se encontraba Margarita Zavala. El ex marchista Martín Bermúdez atrapó los objetos.
Cuando se completó el medio maratón, Pérez incrementó el ritmo y se despegó. Lo pasó con 1:16.02 horas y les sacaba un minuto 37 segundos a las demás corredoras, entre ellas, a la peruana Jemena Misayaur, a la brasileña Da Silva y a su compatriota Paula Apolonio.
Sin embargo, la amazónica apretó el paso para ponerse en segundo lugar en el momento en que el reloj marcaba 1:23.
El calor arriba de 27 grados centígrados hizo estragos en las corredoras y comenzaron las bajas como la de la argentina Raquel Maraviglia, quien abandonó la prueba por el kilómetro 12. Más adelante también lo hizo la boliviana Vianka Pereira, quien salió en camilla. No terminaron cuatro de las 20 que iniciaron.
Fueron cuatro vueltas en un circuito de 10 kilómetros que pasó por las avenidas Vallarta y Juárez, con un público que tomó las calles y sin pagar 150 pesos como sí lo hizo el que estuvo en las tribunas instaladas en la meta, el que acompañó con ovaciones a las competidoras, pero más a las locales.
El trayecto estuvo pintado de verde y amarillo, no porque se apoyara a Brasil, sino porque el entrenador de Madaí, Germán Silva, pidió por Facebook a los seguidores de su pupila portar ese color al anticipar que este día ganaría el oro, pero falló su pronóstico.
Luego de tres horas llegó la guatemalteca Judith Cruz. Fue la última (3:22), entre batucada y pocos aplausos.
Dejé todo. Sé que es algo maravilloso ganar el oro, pero me quedé con la plata y es para México. Lo intenté y quise dar de más
, dijo Madaí apoyada por su entrenador Germán Silva, pues acabó con las piernas adoloridas y casi no podía caminar.
Silva simplemente manifestó que la emoción embargó a Madaí y el calor la acabó en la cabeza y en los pies
. Añadió que su pupila no debió correr tan rápido para no exigirse.