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Después de un siglo estamos en pañales en el estudio del cerebro, señala

Mexicano Álvarez Buylla recibe el premio Príncipe de Asturias

El neurocirujano recibió el galardón de Investigación Científica junto a Joseph Altman y Giacomo Rizzolatti

Imposible no asombrarse ante la extraordinaria belleza de las neuronas

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Arturo Álvares Buylla recibe el reconocimiento de manos del El príncipe Felipe de Borbón, heredero de la Corona españolaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 22 de octubre de 2011, p. 2

Madrid, 21 de octubre. Después de un siglo de intenso trabajo de investigación, estamos todavía en pañales para entender el cerebro, señaló el neurocirujano mexicano Arturo Álvarez Buylla, egresado de la Universdad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien fue reconocido con el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2011. En su discurso, plagado de evocaciones a la naturaleza y sus enseñanzas para entender sus leyes secretas, el investigador mexicano hizo un alegato poético del sistema nervioso y de sus enigmas hasta la fecha insondables.

Álvarez Buylla desarrolla sus investigaciones en la Universidad de California, en San Francisco, donde imparte clases y ha logrado hallazgos relevantes en la neurogénesis. Es decir en la investigación de la regeneración de las neuronas en los cerebros adultos y en el descubrimiento de las células progenitoras de nuevas neuronas, también conocidas como neuronas espejo. Áreas de investigación vitales para conocer más de algunas enfermedades de nuestro tiempo, como Alzheimer, Parkinson y autismo.

El científico mexicano recibió el prestigioso galardón junto al estadunidense Joseph Altman y el italiano Giacomo Rizzolatti. En su discurso de recepción, en la ceremonia solemne en el Teatro Campoamor, de Oviedo, Álvarez Buylla recordó sus orígenes españoles y asturianos, su cariño por una tierra, la española, que también siente como suya. Desde niño y en la distancia de mi querido México, mi padre y mi abuelo compartían con nosotros sus recuerdos de su tan añorada Asturias. Historias de prados y montes verdes, de hórreos, de costas escarpadas bañadas por el Cantábrico y, por encima de todo, de gente recta y recia surgida de esta tierra vertical.

Después recordó a sus maestros, a su periodo formativo en la UNAM y en su larga trayectoria académica. Me doy cuenta de que el mundo de la ciencia está lleno de fueras de serie. Vivimos en una época en la que si no fuera por el entusiasmo, conocimiento y estímulo de maestros, colaboradores y estudiantes, no sería posible romper la correosa frontera de lo desconocido, subrayó.

Y después explicó, emocionado, la belleza de su trabajo: Cuando nos asomamos al ocular de un microscopio y vemos resplandecer, como anuncios luminosos, a las células nerviosas, las neuronas, es imposible no asombrarse ante su complejidad, diversidad y extraordinaria belleza. Belleza que cautivó a ese gran científico, escritor, pintor y pensador que fue don Santiago Ramón y Cajal. Hace más de un siglo, infirió correctamente la individualidad celular de las neuronas, que con sus frondosos tentáculos se comunican entre sí, para establecer los circuitos que controlan el comportamiento animal, el alma misma de un ser humano. La pérdida progresiva de estos maravillosos semiconductores biológicos puede desarticular los frágiles circuitos neuronales y desencadenar desequilibrios como los que observamos en enfermedades neurodegenerativas o siquiátricas.

Según el científico mexicano, la identificación de las neuronas como individuos celulares es sólo el primer paso para entender como se ensambla, funciona o se deteriora el cerebro. La verdadera belleza del sistema nervioso está en el contenido de sus colectivos celulares, de sus circuitos neuronales y de lo que estos son capaces de hacer; por ejemplo: la memoria, la conducta, la percepción, la imaginación, la emoción. Pero no pretendamos que la maravilla cerebral es una cualidad exclusiva del ser humano. La belleza del sistema nervioso se extiende por todo el mundo animal, explicó.

El científico reconoció que todavía estamos lejos, muy lejos de entender a cabalidad la compleja comunicación de los órganos internos del cerebro. Después de un siglo de trabajo intenso, estamos todavía en pañales para entender como el cerebro es capaz de tanta maravilla. Sin embargo, me atrevería a afirmar que nos encontramos en el umbral de una verdadera revolución conceptual en la neurobiología. La nueva información de los mecanismos de ensamblaje de los circuitos neuronales, estudios moleculares y los estudios funcionales integrales y la identificación de las neuronas espejo, presagian una nueva etapa en la comprensión del cerebro.

Explicó que una motivación importantísima para su trabajo es el encontrar nuevas estrategias para la reparación del sistema nervioso. Se piensa que nuevas neuronas es sinónimo de curación de enfermedades neurodegenerativas, reconoció.