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Los acusan de homicidio, a uno, y secuestro y asesinato a otro

Sostienen su inocencia los ayunantes presos en penal de San Cristóbal
 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de octubre de 2011, p. 9

Alberto Patishtán Gómez, maestro bilingüe del municipio de El Bosque, Chiapas, y Rosario Díaz Méndez, agricultor de Huitiupán, ambos tzotziles, miembros de La Voz del Amate y adherentes de la otra campaña, este sábado siguen en huelga de hambre (Rosario) y ayuno de 12 horas (Patishtán), en el Centro Estatal para la Reinserción Social de Sentenciados (CERSS) número 5, en San Cristóbal de las Casas. Empezaron el 29 de septiembre. Han decidido poner en riesgo sus vidas en demanda de su libertad pues, sostienen ambos, son inocentes de los crímenes que les atribuyeron años atrás.

El profesor Patishtán, como se le conoce, fue detenido el 21 de julio de 2000 en el Bosque por elementos de la AFI, por delitos que no cometió y que el propio gobierno acepta que no están fundados, exponen sus familiares y el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba).

En medio de numerosas irregularidades, venganzas políticas y abusos de autoridad, el entonces coordinador escolar de su región fue acusado y sentenciado por el asesinato de ocho policías en una emboscada en la que no participó. Los testimonios acusatorios se desvanecieron por su falsedad pero a nadie le importó. Asunto cerrado desde el periodo del gobernador interino, Roberto Albores Guillén. El docente tzotzil ha estado en los penales de El Amate y San Cristóbal por 11 años.

Patishtán, sostiene la defensa, es un símbolo del movimiento por la libertad: inició, junto con La Voz del Amate, la huelga de hambre de 41 días que en 2008 permitió la liberación de casi todos los miembros de La Voz del Amate y de otros penales de Chiapas. Sólo él permaneció preso tras la protesta, pues es un caso del fuero federal y está en el limbo de las promesas. Mientras los verdaderos autores materiales e intelectuales de aquella masacre ocurrida en El Bosque no  están a la vista, el docente, y ahora defensor de los derechos humanos de los presos, fue sentenciado a 60 años de prisión. Se apeló y la sentencia fue confirmada.

Padece de un glaucoma que desarrolló dentro de la cárcel. No recibe atención médica al respecto y podría quedar ciego. Patishtán lo ha denunciado públicamente en varias ocasiones. En 2010 fue trasladado a un hospital en Tuxtla Gutiérrez, donde permaneció seis meses esposado a una cama y aislado en una habitación, con el propósito de alejarlo de su organización. Después lo regresaron nuevamente al penal. En su momento recibió la visita del obispo Samuel Ruiz y del gobernador Juan Sabines. Ha recibido premios por defender derechos humanos. Y sigue encarcelado.

Por su parte, Rosario Díaz Méndez, de 46 años, fue sentenciado a 45 años de cárcel, acusado de secuestro y homicidio. Originario del municipio tzotzil de Huitiupán, fue detenido el 23 de agosto de 2005 por la policía municipal. Los agentes no se identificaron y no mostraron orden de aprehensión. Tampoco se le comunicó el motivo por el cual lo detuvieron. Lo llevaron a la oficina de la fiscalía en el municipio de Huitiupán, y de ahí a la procuraduria estatal en Tuxtla Gutiérrez.

Según los familiares y la defensa, Rosario sufrió tortura, golpes en los oídos, le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza y le echaron tehuacán con chile en la cara para asfixiarlo; le ataron manos y pies. Estuvo arraigado semanas, y en septiembre del mismo año terminó en el CERSS de El Amate. Con el tiempo, fue trasladado al penal de San Cristóbal, donde ahora lleva 16 días en huelga de hambre en demanda de su libertad.