Jueves 13 de octubre de 2011, p. 29
Villahermosa, Tab., 12 de octubre. Por quinto año consecutivo, los ríos tabasqueños volvieron a salir de cauce, pero a diferencia de 2007, cuando Villahermosa padeció la peor inundación de su historia por el desbordamiento del Grijalva, este río ahora afecta otras regiones.
La capital del estado se encuentra segura porque a partir de entonces se construyeron los canales artificiales El Censo y Sabanilla, que desvían unos 500 metros cúbicos por segundo de las aguas del Grijalva hacia la zona lagunar de Los Zapotes y la región de Los Aztlanes. Además, los muros que protegen los malecones aún tienen metro y medio por arriba del nivel del agua.
En cada inundación, pobladores de los municipios de Nacajuca, Cunduacán y Centro (con cabecea en Villahermosa), así como el Movimiento Ecologista del estado, han denunciado que las obras del Plan Hídrico Integral de Tabasco, entre ellas las mencionadas, están salvando a la ciudad de Villahermosa, pero inundan las comunidades
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Cada año también, habitantes de las comunidades Los Aztlanes, Tintillo, Corozal y González protestan contra la Comisión Nacional del Agua (Conagua), pues aseguran que las aguas que arrojan los canales a las lagunas inundan 12 núcleos ejidales y ocasionan pérdidas de unas 5 mil hectáreas de maíz, plátano y chile.
Dichas obras, en las cuales se invirtieron 9 mil 377 millones de pesos, se anunciaron en abril de 2008 y tienen un avance de 60 por ciento, informó la Conagua el 4 de octubre.
Entre estos trabajos se encuentran la compuerta El Macayo, construida en el punto donde se bifurcan los ríos Carrizal y Samaria; con ella la Conagua envía 70 por ciento de las corrientes al río Samaria –que bordea comunidades de Nacajuca, Cunduacán y Jalpa de Méndez– y 30 por ciento al Carrizal, que cruza la parte norte de Villahermosa, donde se localizan hoteles, tiendas departamentales, fraccionamientos y oficinas de Petróleos Mexicanos.
Un conflicto similar sucede en las comunidades de Nacajuca, Cunduacán y Jalpa de Méndez, cuyos pobladores se quejan de que la compuerta El Macayo causa inundaciones en sus pastizales y potreros.
Este año los desbordamientos de ríos en la sierra, así como del Usumacinta, anegan comunidades y colonias de los municipios de Balancán, Tenosique, Emiliano Zapata, Centla y Jonuta, en la zona de los ríos, así como Jalpa de Méndez y Nacajuca, en La Chontalpa.
Este día, el gobernador Andrés Granier Melo informó que la Secretaría de Gobernación emitió declaratoria de emergencia para entregar recursos federales a esos ocho municipios, donde se reporta que hay 50 mil afectados.
Desde 2007, cuando más de un millón 200 mil personas resultaron damnificadas en 600 localidades de los 17 municipios y hubo pérdidas calculadas en 31 mil 871 millones de pesos, ninguna de las cuatro regiones del estado se ha salvado de las inundaciones.
En 2008 el desbordamiento del Usumacinta ocasionó estragos en la zona de los ríos, donde se ubican los municipios de Tenosique, Balancán, Emiliano Zapata, Jonuta y Centla.
En 2009 las lluvias desbordaron los ríos Mezcalapa y Samaria, lo que dejó estragos en más de un centenar de comunidades de los municipios de Cárdenas y Huimanguillo, en La Chontalpa. Hubo cerca de 44 mil damnificados. Lugareños de Nacajuca y Cunduacán señalaron que la causa fueron los desfogues de la presa Peñitas.
En 2010, los anegamientos alcanzaron municipios de la sierra, donde confluyen los ríos sin control (no cuentan con presas), entre ellos La Sierra, Puyacatengo, Teapa y Tulijá. La localidad de Jalapa fue la más golpeada por el desplome de un puente y estragos en sus carreteras. Ese año alcanzó más de 150 mil personas afectadas en 500 localidades de 12 de los 17 municipios.