El presidente Felipe Calderón advirtió sobre la amenaza de una regresión autoritaria y arremetió contra populismos y caudillismos, presentes en la competencia electoral, que tanto trabajo costó vencer en México y en América Latina.

Ante este panorama, planteó ante líderes de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) que la única opción viable en muchos países es el humanismo político de futuro, que representan partidos como Acción Nacional (PAN), que el siglo pasado se enfrentaron a “dictablandas y dictaduras perfectas”.

El día que arrancó el proceso con miras a los comicios de 2012, el Presidente visitó a sus correligionarios del PAN reunidos en el auditorio Manuel Gómez Morín de la sede partidista, para invitarlos a ser congruentes, eficaces y presentar propuestas sólidas que defiendan la vida y la familia en una sociedad secularizada.

Porque si vemos en el espectro de la competencia electoral el surgimiento de nombres, de membretes, de logos, de candidaturas personales, de los caudillismos que tanto trabajo nos costó vencer aquí en México y en toda América Latina, que no representan ni ideologías, ni referentes, ni opciones de fondo; representan eso: nombres, intereses, caudillismo y logos, pero no necesariamente opciones políticas.

Secundó así al ex presidente de Chile Eduardo Frei, quien antes llamó a decir no a los populistas que se asumen como fundadores de la República, dan lecciones del deber ser, pero han conducido a sus países a la pobreza y la miseria.

No obstante, Frei también reconoció la crisis de los políticos y de las instituciones democráticas, así como la frustración que provoca ver que los servidores públicos aparecen en los últimos lugares en las encuestas, mientras los movimientos de indignados demandan que se vayan todos.

Calderón reivindicó ayer a los partidos políticos de la ODCA, porque “nos hemos enfrentado a los autoritarismos, a las dictaduras, a las dictablandas, a las dictaduras perfectas e imperfectas”, con lo cual aludió al término acuñado por el escritor Mario Vargas Llosa para referirse al régimen priísta.

Criticó a quienes pensaron que la alternancia en México (el triunfo del PAN en las urnas y la salida del PRI) supuso que la democracia había llegado para quedarse y que, como en los cuentos, tuvo un final feliz.

En tono de broma, añadió: nadie nos relata que el príncipe se quedó con su vieja afición, cuando era sapo, de seguir besando princesas por todas partes.

Acompañado por el secretario de Gobernación, José Francisco Blake, alertó que las amenazas de regresión autoritaria en distintos países de América Latina están más presentes que antes.

De hecho, expresó, crecen arrolladoramente los regímenes autoritarios o semiautoritarios, que cancelan garantías, cierran medios de comunicación y encarcelan opositores.

Se enorgulleció de representar el humanismo económico responsable en el manejo de las finanzas públicas frente al populismo, que simboliza la exacerbación del despotismo personal, la falta de sensatez, la contención inútil de los mercados y el endeudamiento.

Presumió que, a diferencia de otras opciones políticas, nosotros sí tenemos referentes ideológicos, filosóficos, doctrinarios, que rechazan el socialismo y el capitalismo y, por tanto, se colocaron en una especie de tercera vía.

El Capital, de Carlos Marx

“Recuerdo aquí a Carlos Castillo Peraza (su mentor y extinto líder del PAN), en paz descanse, preparándonos insistentemente a un grupo de muchachos para dominar totalmente El Capital para tener plenamente claros los argumentos de mayor debilidad y hasta para construir las ironías más estilizadas sobre el sueño de Marx, de que un día finalmente ya las sociedades que habían resuelto sus contradicciones vivirían jugando ajedrez y yendo a pescar. Porque eso dice, además, él”.

Consideró que ser congruentes es uno de sus retos de los panistas para hacer atractivas sus propuestas. Es muy difícil que si nosotros no llevamos a la práctica tales principios y valores, en la vida misma de los partidos, e incluso, me atrevería a decir, hasta en la vida personal, por lo menos pública, es muy difícil que nuestras opciones tengan sentido para nadie en la arena electoral. Bien dice la Escritura que un ciego no guía a otro ciego.