alvo en Los Pinos, en todo el planeta se tiene registro de la desaceleración económica global y del riesgo que se corre ante la posibilidad de un nuevo periodo recesivo, algo que, por lo demás, ha puesto el ambiente social a punto de turrón. Prácticamente todos los indicadores, nacionales e internacionales, muestran signos de deterioro (como en el caso estadunidense, de cuyo comportamiento depende México) que confirman el riesgo de una nueva sacudida, o si se prefiere el segundo tiempo de la misma.

Muestra de ello es la advertencia del Fondo Monetario Internacional en el sentido de que nadie puede descartar un nuevo periodo recesivo, toda vez que las supuestas medidas de control que se habrían puesto en práctica a raíz de la primera sacudida (2008-2009) no tuvieron el alcance ni el efecto esperado. De allí que el organismo internacional encienda las señales de alarma y comience a aplicar su tradicional política de reducción de los pronósticos de crecimiento.

En su reciente reporte sobre las perspectivas de la economía mundial, el FMI subraya la desaceleración que se observa y, por lo mismo, sacó su tijera y se puso a recortar sus propias estimaciones previas, correspondientes a junio de 2011. Así, la relativa al cierre del presente año se redujo de 4.3 a 4 por ciento en septiembre, y para 2012 de 4.5 a 4 por ciento. De acuerdo con su análisis, “el deterioro obedece a que la economía mundial se vio afectada por el terremoto y el tsunami de Japón, los disturbios sociales en algunos países productores de petróleo, la paralización de la transición de la demanda pública a la demanda privada en la economía estadunidense, los graves trastornos financieros en la zona del euro y la venta masiva de activos riesgosos en los mercados mundiales”. Por si fuera poco, se fortalece la desconfianza de los mercados en torno a la capacidad de muchos países para estabilizar la deuda pública, lo que está apaciguando los flujos financieros. La actividad mundial es ahora más débil y desigual, y los riesgos a la baja se están agudizando.

Por obvias razones, el Fondo Monetario Internacional no hace caso del idílico discurso calderonista y de sus mágicas sentencias de solidez y futuro venturoso, y por lo mismo decidió recortar su pronóstico sobre la economía mexicana: el correspondiente a 2011 se redujo en casi un punto porcentual (4.7 a 3.79 por ciento), incluso por debajo de la estimación a la que se aferra la Secretaría de Hacienda (4 por ciento). De hecho, el organismo financiero precisa que si bien durante la primera mitad del año, el crecimiento económico de México fue bastante vigoroso, la dinámica económica interna resentirá los efectos negativos de la débil recuperación de la economía estadunidense. Además, una desaceleración más profunda en las economías avanzadas, como Estados Unidos, dañaría el crecimiento, en particular en las economías dependientes del comercio, el turismo y las remesas”, que no es otro que el caso mexicano.

Pero el recorte no quedó allí. De acuerdo con el recuento hecho por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, para 2012 el recorte del FMI sobre la economía mexicana pasó de 4 a 3.6 por ciento. Sin embargo, lo que destaca es que tanto organismos internacionales como nacionales anticipan un menor dinamismo de la economía mexicana; esto es, después de haber tenido un incremento de 5.39 por ciento en 2010, ahora se anticipan crecimientos cada vez menores del PIB, lo que repercutirá, como se ha visto recientemente, en la menor generación de empleos formales y el alto nivel de desocupación en el país.

Esta precaria situación se mantendrá, de acuerdo con el CEFP, en la medida que no se observen mayores tasas de crecimiento de la economía nacional y se perpetuará en la medida que no se fortalezca la demanda interna del país. En lo que se refiere al nivel de precios, el FMI estimó que México registrará una inflación anual de cierre de periodo de 3.3 por ciento en 2011 y de 3 por ciento en 2012; además señaló que, dadas las expectativas de inflación firmemente ancladas junto con el posible aumento de corrientes desfavorables provenientes de Estados Unidos, se puede mantener una política monetaria acomodaticia siempre que se puedan controlar las presiones y las expectativas inflacionarias.

Los resultados en materia de empleo avalan la versión del FMI. La información más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) precisa que la tasa de desocupación en agosto de 2011 creció a 5.79 por ciento de la población económicamente activa, lo que se traduce en alrededor de 80 mil desempleados adicionales. Lo anterior implica la quinta alza consecutiva, y la tasa más alta desde enero de 2010, cuando dicho indicador se ubicaba en 5.87 por ciento. Si la desocupación se desglosa por sexo, entre los hombres creció de 5.5 a 5.53 por ciento en el mes de referencia, mientras que entre las mujeres pasó de 5.83 a 6.22 por ciento. Es decir, de los 80 mil desempleados adicionales, 70 mil fueron mujeres.

En un análisis anterior del CEFP, publicado en agosto, se mostró que el empleo de las mujeres suele ser más volátil que el de los hombres, lo que ayudaría a entender por qué su desocupación ha subido de 4.41 por ciento en diciembre de 2010, a la tasa actual de 6.22 por ciento; mientras que la de los hombres pasó de 5.25 a 5.53 en el mismo lapso.

Por otra parte, las personas que declararon tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas, es decir, los subempleados, representaron 8.98 por ciento de la población ocupada, la cifra más alta desde mayo de 2010. Por sexo, los hombres subempleados representan 9.98 por ciento de los ocupados, mientras en las mujeres esa proporción baja a 7.30 por ciento.

Los datos anteriores confirman la tendencia negativa del empleo en México, que comenzó a deteriorarse a partir del segundo trimestre de 2011. En cifras absolutas tenemos que, hay más de 2.8 millones de desempleados, más de 4.1 millones de subempleados y más de 13.4 millones de personas trabajando en la informalidad. Es decir, más de 40 por ciento de las personas en el mercado laboral se encuentra en una situación crítica, en un contexto de desaceleración económica.

Las rebanadas del pastel

Décimo mes del año, décimo gasolinazo: a partir del primer segundo de hoy sábado, aumenta el precio de los combustibles: el litro de Magna costará 9.56 pesos, el Premium 10.50 pesos y el del diesel 9.92 pesos.

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