La detención y remisión de mujeres al Centro de Sanciones Administrativa, El Torito, por conducir en estado de ebriedad se ha incrementado durante los pasados cuatro años, a grado tal que de 2009 a 2010 creció mil 844 por ciento la cifra de personas del sexo femenino a las que se les aplicó la prueba de alcoholemia y salieron positivas.

De acuerdo con información oficial de la Consejería Jurídica y de Servicios Legales, obtenida mediante una solicitud de información, en 2008 sumaron 443 las mujeres presentadas ante un juzgado cívico por haber excedido el límite de alcohol en la sangre, a partir de la aplicación de la prueba de la alcoholemia.

Un año después, los datos entregados precisan que sumaron 870 las conductoras que fueron remitidas a El Torito, derivado de la puesta en marcha del programa Conduce sin alcohol, encabezado por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública local.

Sin embargo, el salto más significativo en esas cifras se dio en 2010, cuando los uniformados remitieron a 16 mil 915 mujeres al Centro de Sanciones Administrativas al detectárseles que manejaban con niveles de alcohol en la sangre mayores a los permitidos. El incremento porcentual de un año al otro es de mil 844 por ciento.

En la respuesta entregada por la Oficina de Información Pública de la Consejería Jurídica, plasmada en el oficio CJSL/OIP/1575/2011, añade que de enero a mediados de agosto de este año suman ya 8 mil 414 personas del sexo femenino a las que se les detuvo y presentó ante un juzgado cívico y de ahí a El Torito para cumplir su sanción de 12 a 36 horas inconmutables por manejar bajo el influjo de bebidas embriagantes en un nivel superior a 0.4 milímetros en la sangre, como lo marca la norma.

Por lo que hace a los hombres, las cifras son contrarias, pues de acuerdo con estos datos, en 2009 sumaron 13 mil 963 los remitidos a El Torito; un año después se redujo a mil 274, y para el periodo enero-agosto suman apenas 651.

Entrevistadas al respecto, algunas mujeres que han llegado a manejar luego de beber expresaron que ya tienen sus propias estrategias para evadir los operativos del alcoholímetro. Susana Haro expresa que desde hace 25 años maneja su vehículo y que acostumbra ir a tomar una copa al menos dos veces a la semana.

“Saliendo del bar, la cantina o una reunión, lo primero que pienso es qué ruta voy a tomar para que no me detengan los policías y me apliquen el alcoholímetro, por eso me voy por vías rápidas, como Tlalpan o Periférico, o bien por calles secundarias que no cruzan donde está el operativo”, asegura, y agrega que hasta ahora ha evitado ser detenida y remitida a El Torito.

¡Claro que le tengo miedo a que me detengan y me tengan encerrada 12 horas; imagínate, qué dirían mis biógrafos!, agrega irónica.

Andrea Gutiérrez también gusta de ir a bares o cantinas una vez entre semana y dos o tres ocasiones en fin de semana. Siempre voy en carro y me regreso en él. Si estoy ambientada me tomo tres o cuatro copas; si el ambiente es bueno, seis o siete.

–¿Y al salir?

–Si no puedo manejar pido taxi; si no ando tan mal trato de manejar con precaución y pasar desapercibida por los retenes del alcoholímetro. Me han detenido cinco veces, pero sólo una iba con copas de más, pero un policía me dejó ir... yo creo que fue porque no me opuse a que me hicieran la prueba.