Bruselas, 16 de septiembre. La Comisión Europea propuso hoy enmarcar estrictamente el restablecimiento de controles en las fronteras del espacio Schengen sobre el libre tránsito y circulación de personas dentro del bloque, para permitir la reintroducción temporal de controles fronterizos a aplicarse, por ejemplo, cuando existe un gran flujo de migrantes. Esto desató ya la ira de miembros de la Unión Europea (UE) que desean mantener su poder de decisión al respecto.

El Ejecutivo europeo, con su propuesta, cedió a la presión de países como como Francia, que reclamaban se amplíe el campo de motivos válidos para restablecer los controles en las fronteras.

Actualmente los países del espacio Schengen, vigente desde 1995, pueden restablecer los controles por su propia cuenta en el caso de amenazas terroristas o de grandes acontecimientos como una cumbre de jefes de Estado o un evento deportivo.

En el futuro, también será posible en el caso de una afluencia inesperada e importante de migrantes o cuando se considera que un Estado falla en la vigilancia de sus fronteras, según las propuestas de la comisión, cuyo contenido trascendió hace dos semanas,

Ese mecanismo, que de hecho es una cláusula de exclusión temporaria, apunta sin nombrarlo a países como Grecia, cuya frontera de 150 kilómetros con Turquía se convirtió en el principal punto de entrada ilegal a la Unión Europea.

El debate fue alimentado también por la pulseada entre Italia y Francia a propósito de varios miles de migrantes tunecinos llegados a islas italianas que Roma dejó viajar hacia el territorio francés. Pero por el otro, a cambio de la ampliación de los motivos, la Comisión Europea decidió europeizar las decisiones de restablecimiento de los controles.

Según el proyecto, los estados no podrán actuar según su antojo y deberán pedir autorización a la Comisión Europea, que rechaza iniciativas nacionales unilaterales, además de justificar detalladamente sus demandas.

En las situaciones de urgencia los gobiernos podrán seguir restableciendo los controles sin la autorización previa de Bruselas, pero por un periodo de cinco días.

Francia, Alemania y España se pusieron a la cabeza de la protesta contra la propuesta de la Comisión Europea, que tiene que recibir el aval de los países de la UE y del Parlamento Europeo, por lo cual se estima que al final el proyecto será enmendado.