Un mundo secreto participará en Cine en Construcción del festival de San Sebastián
No todo está perdido, algo vital para mí es hablar acerca de ellos; contar la historia de una mujer que al recorrer México encuentra muchas cosas que enriquecerán su vida, dice el realizador
Lunes 12 de septiembre de 2011, p. a15
Durante el próximo Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el filme mexicano Un mundo secreto, dirigido por Gabriel Mariño, participará en la sección Cine en Construcción. En entrevista con La Jornada, el joven director menciona los atributos por los que considera que fue seleccionada su cinta para participar en el certamen vasco: Creo que puede resultar interesante observar el viaje iniciático de una joven mexicana y no el de un joven, pues se pueden encontrar muchas más de estas historias con protagonistas masculinos que femeninos; nos esforzamos mucho para que el retrato de esta joven y de su viaje fuera honesto y verdadero, trabajé este guión más de tres años, nos preparamos para el rodaje lo mejor que pudimos, los actores, el fotógrafo, la sonidista, los productores y yo mismo, así que presiento que ese todo, ese trabajo y planeación, se siente en la película
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–¿De dónde viene la historia, cuál es el génesis de su película?
–Hace varios años una amiga hizo un pequeño documental sobre su propio viaje al norte de México. Aunque mi amiga no se parece en nada al personaje de Un mundo secreto y su viaje era muy diferente, me pareció una idea interesante: una joven atravesando México por tierra hacia el norte. A veces llega una idea y se combina con varios elementos en un instante preciso e irrepetible; estas ideas surgen no sé muy bien de donde y tampoco sé muy bien por qué aparecen, pero cuando lo hacen te sientes emocionado e inspirado. Cuando pensé en una joven caminando por la carretera en Baja California sabía que tenía que hacer esta película; la vi y la oí en mi cabeza.
–¿Qué fue lo más fácil y lo más difícil de hacer la cinta?
–Lo menos difícil de esta película fue elegir a la persona que interpretaría el papel principal; desde siempre supe que Lucía Uribe sería la persona que encarnaría a María, la protagonista de la historia. Conocí a Lucía cuando ella tenía 12 años en un ejercicio fílmico del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), donde se necesitaba una niña que actuara y que no tuviera miedo de la cámara. Lucía lo hizo muy bien y algo de ella se quedó conmigo; cuando comencé a escribir el guión de esta película lo hice pensando en ella. No era actriz profesional, pero fue lo suficientemente valiente para aceptar el reto, y si de algo estoy seguro en esta película es que no había nadie más que pudiera haber hecho ese personaje.
Lo más difícil fue el rodaje de algunas secuencias, en las que por cuestiones del viaje y del recorrido no había margen de error, teníamos que filmar varias secuencias muy importantes a bordo del ferry que va de Topolobampo a La Paz, Baja California. Si no hubiera sido por el capitán y la tripulación del ferry, que nos apoyaron muchísimo, no lo hubiéramos logrado.
–¿Qué tan pertinente es hablar del tema que aborda en su filme en las condiciones actuales del país?
–Yo estoy plenamente convencido de que las condiciones actuales del país tienen un impacto durísimo en los jóvenes mexicanos y creo que los muy jóvenes son los más afectados, porque ¿cómo podemos planear una vida, ¿cómo podemos pensar en qué vamos a hacer en cinco o 10 años si no sabemos lo que va a pasar el año próximo? Los jóvenes son los que heredarán este país roto, pero no todo está perdido; algo vital para mí es hablar acerca de esos jóvenes mexicanos, contar la historia de una joven en particular que tiene el corazón roto y que viaja a través de su país, cumple un deseo muy profundo y en el camino encuentra muchas más cosas que enriquecerán su vida para siempre. Decidí hacer esta película porque tengo fe en que podemos encontrar gente en quién confiar; fe en que se puede recorrer México sin encontrar violencia, como nosotros lo hicimos. Estoy seguro de que aún podemos encontrar algunas respuestas.
Especie de ventana
–¿Cómo define su película, dónde está el corazón?
–Cuando explicaba el proyecto a la gente que trabajaría conmigo yo le decía que esta película, en el mejor de los casos, era como una ventana por la cual mirábamos un breve pero vital instante en la vida de una joven llamada María; después esa ventana se cierra y no conoceremos qué será de ella, pero estaremos convencidos de que está mejor. El corazón de la película reside en el personaje central, en su recorrido por México.
–¿Qué expectativas tiene en San Sebastián? ¿Está confiado?
–Expectativas, bueno, primero tener una buena proyección, por ahora casi nadie ha visto la película, así que será interesantísimo poder oír lo que la gente especializada opina de ella. Yo diría que no estoy para nada confiado; hay proyectos que suenan muy interesantes, de gente con una trayectoria sólida. No, yo no diría que estoy confiado; estoy expectante y muy feliz de estar ahí.
“Esta película es totalmente independiente, no hay dinero estatal y la pudimos producir gracias al apoyo de varios entusiastas que han contribuido con equipo, trabajo, medios, y gracias a que afortunadamente ganamos el fondo suizo de ayuda a la producción Visions Sud Est. Es la primera vez que una película de ficción mexicana gana este fondo; sólo dos documentales mexicanos habían sido apoyados anteriormente.
Un mundo secreto tendrá su función el 22 de septiembre en el Donostia.