Poco resultado en la capacidad de aminorar impacto del exterior
Domingo 28 de agosto de 2011, p. 24
Con la crisis de 2008, México mostró un avance en lo referente a aminorar el impacto de los choques externos sobre la economía del país; sin embargo, los resultados siguen siendo pocos
, aseveró la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), y destacó que las principales repercusiones fueron el deterioro en el mercado laboral y la baja en los ingresos de la población.
Por eso mismo, advirtió que si México es golpeado nuevamente por un choque externo macroeconómico
como los ocurridos en las últimas dos décadas y que se caracterice por un incremento mundial de los alimentos, caída en las remesas y reducción de las importaciones, los principales estragos que sufriría serían, nuevamente, en el mercado laboral y la pobreza.
A partir de una investigación donde compara los efectos de las crisis de 1995 y 2008, el organismo regional simuló algunos escenarios sobre las consecuencias que tendría para México una nueva crisis y aunque reconoció que cada gobierno en turno ha instrumentado programas especiales para aminorar el impacto de los choques externos, enlistó varios factores que limitan el alcance de las políticas anticíclicas.
La lista la encabeza la alta dependencia de México con la economía de Estados Unidos y la poca diversificación del comercio exterior; le sigue la escasa competencia en sectores clave como telecomunicaciones, energía, trasporte, alimentos y cementos, así como el mando único de control inflacionario del Banco de México, que reduce los incentivos para programas de empleo.
También considera que el gran tamaño del sector informal limitaría la eficacia de una política como el seguro de desempleo y critica las limitaciones legales para aumentar el endeudamiento, así como la baja recaudación tributaria del gobierno, que es de sólo 11 por ciento del producto interno bruto (PIB).
En la comparación sobre las dos crisis más importantes de los últimos 20 años, la Cepal reconoce que indicadores macroeconómicos como la inflación, la tasa de interés, el tipo de cambio y la deuda externa mostraron un comportamiento relativamente estable
en la de 2009 a diferencia de lo ocurrido en 2005, pero insiste en que los indicadores socioeconómicos más importantes, como el empleo, el salario y la pobreza, experimentaron puntos de inflexión a la baja
en ambos periodos.
En la crisis de 2009, además, agregó otros elementos negativos que no estaban presentes en la crisis de 1995 tal como la disminución de las remesas, el turismo y las exportaciones mexicanas
por la dependencia estructural con Estados Unidos.