Mientras no haya un sistema eficiente de atención primaria a la salud, el aumento del presupuesto que le dedica el gobierno federal a la atención de enfermedades crónicas no transmisibles –la mayoría de ellas relacionadas con el sobrepeso, la obesidad y el alcoholismo-- es sólo una declaración sin sustancia, que no considera que estos males se deben a las precarias condiciones de vida que sufren la mayoría de los mexicanos.

Tal fue la advertencia que realizaron especialistas en temas de salud pública, quienes criticaron la supuesta afiliación masiva que ha realizado el Seguro Popular durante este sexenio, sin que las autoridades del ramo garanticen la calidad de los servicios.

Es muy fácil lanzar decretos para dar dinero, pero, ¿cómo gastarlo si en principio no tienes un sistema básico de atención hospitalaria?, se preguntó Luis Durán, responsable de gestión y políticas de salud de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La alta prevalencia de las enfermedades crónicas, señaló, no es un fenómeno que se limite a una cuestión médica, sino a las condiciones generales de vida de la población. El problema es integral, de educación, alimentación, trabajo y vivienda, y mientras no se atienda esto, lo demás es simplemente una declaración política sin sustancia.

El Seguro Popular, por ejemplo, ya tiene 48 millones de afiliados, según declaraciones recientes del secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, pero lo importante no es el número, sino que la calidad del servicio sea la adecuada. Es un problema de infraestructura básica que no puede resolverse de un día para el otro, dijo.

Malaquías López Cervantes, epidemiólogo y especialista en adicciones, indicó por su parte que el aumento en la frecuencia de los males crónicos no transmisibles es consecuencia en gran medida del envejecimiento de la población, e incluso del éxito en el combate a otras enfermedades que antes predominaban, como las infecciosas.