Desde el minuto 28 el defensa escarlata Édgar Dueñas fue expulsado por doble amarilla
Vicente Sánchez, abucheado por los aficionados locales
Las Águilas no triunfan ahí desde 2005
Lunes 1º de agosto de 2011, p. 5
Toluca, 31 de julio. Cuando un gol cae demasiado pronto, el sentido común dice que lo que se anticipa es un duelo vertiginoso. Apenas con dos minutos, Toluca marcó la primera anotación, pero lo que ocurrió en adelante fue un partido al que se le desgastó muy pronto el fuelle, desdibujado hasta borrarse casi por completo.
El América, que no gana en la cancha del Nemesio Diez desde 2005, mostró tesón y tuvo algunos destellos que le alcanzaron para el empate, pero como si la altura de Toluca lo diezmara gradualmente, los pulmones perdieron el aliento y ni siquiera se notó la ventaja que le dio la expulsión de Édgar Dueñas. Durante 60 minutos los de Coapa no pudieron contra 10 demonios aferrados a no dar la gracia de una victoria al enemigo.
En la segunda fecha del torneo dos hombres fueron soberbios. En el equipo visitante, el ex choricero Vicente Sánchez, repudiado por la afición local por lo que consideran una alta traición: haber vestido el color escarlata y ahora venir de azulcrema y con la decisión de faltarles al respeto con los pies. En el cuadro local, Alfredo Talavera, un arquero que mostró nervios bien templados y reflejos que rescataron en varias ocasiones a los choriceros de caer ante el asedio americanista, sobre todo del incansable Christian Benítez.
El gol tempranero cayó luego de que Aquivaldo Mosquera perdió la marca. Néstor Calderón salió desbocado por la banda izquierda, de un modo que el zaguero colombiano se vio torpe, lento como nunca, incapaz de darle alcance. A punto de acercarse al callejón, Calderón recortó y Mosquera se comió el truco; Calderón hizo una pared con Sinha, y dentro del área siguió peleando la pelota hasta que estaba casi a ras de suelo y ahí dio un pase a Iván Alonso, quien sólo tuvo que encajar en el fondo del arco de Armando Navarrete.
El técnico Carlos Reinoso inmediatamente alentó a su equipo a que presionara al frente, consciente de que sería suicida ceder terreno cuando se inicia un duelo de visita con un gol en contra. La capacidad del uruguayo Vicente Sánchez, uno de esos jugadores que consideran que su posición se juega en toda la cancha, ayudó a arrinconar al conjunto rival.
La insistencia en acorralar al cuadro choricero empezó a dar visos de que el América podía conseguir el empate de un momento a otro. En una jugada desde la media cancha, Benítez se llevó a sus marcadores, y a la izquierda, a un costado del área, se quitó con arte y maña al zaguero Manuel de la Torre: primero con un amague, luego con un empujón que mandó al defensa de bruces, y enseguida un centro preciso al que llegó puntual Vicente Matías Vuoso para fundir el gol del empate.
Después vino la impotencia de los locales al verse igualados. Trataron de responder, pero la sangre caliente les impidió salir con orden, con futbol, y empezaron los golpes, las barridas fuertes que suben de acento. El defensa Édgar Dueñas fue reflejo de esa inquietud, cuando en tres minutos le asestaron dos tarjetas amarillas. El árbitro Jorge Isaac Rojas lo echó del campo al minuto 28.
Los de Coapa empezaron a ilusionarse con la posibilidad de romper la penosa marca de seis años sin victoria en este estadio. Pero por la altura, o algo inexplicable que hace que las rachas se prolonguen, no consiguieron sacar ventaja de enfrentar a un equipo con un hombre menos.
Para la segunda parte, el Toluca desapareció casi de la escena, dejó de jugar y buscar el área rival, apenas un par de fogonazos, pero nada más. Aunque parecían resignados al juego mediocre, en realidad algo funcionaba y pese a la inferioridad numérica lograron impedir que el campo se hiciera más abierto para las Águilas.
El tiempo estaba casi agotado y el América no parecía tener un hombre más, tal vez alguien no estaba cumpliendo su trabajo y eso equilibró las condiciones, pero con todo, en el minuto 82, estuvo a punto de conseguir el tanto que le habría dado ventaja.
Paul Aguilar envió un centro impecable a Benítez, quien saltó como pudo, y casi en posición fetal y en el aire remató fuerte, pero Talavera otra vez echó fuera la pelota.