En medio del Nintendo, el Xbox, el iPod, el Facebook y la televisión el libro de literatura infantil o juvenil debe tener un lugar propio; no se trata de sustituir una cosa por otra, sino de que el niño le dedique un espacio y un tiempo a la literatura, sostiene el escritor Antonio Malpica.

Ganador de la primera versión del Premio Norma de Literatura Infantil y Juvenil 2011, por su novela Margot: la pequeña historia de una casa en Alfa Centauri, Malpica (ciudad de México, 1967) dice que como muchos otros escritores llegó al terreno de la literatura infantil casi por accidente.

Sin embargo, desde la escritura de su primer libro, Las mejores alas, hace 10 años, Malpica vivió una experiencia tan gratificante, que hasta la fecha ha escrito nueve obras infantiles y juveniles y ha sido galardonado con otros premios. Entre sus otras novelas se encuentran Ulises 2300, El nombre de Cuautla, Siete habitaciones oscuras y Billie Luna Galofrante.

Decidió escribir sólo ese tipo de literatura cuando se dio cuenta de “que escribir para los chavos es también una labor social.

Mi bandera es escribir para que los chavos te lean y empiecen a enamorarse de la lectura, pues estos niños serán los adultos que de grandes van a leer a otros autores.

Es un reto, abundó Malpica, “pues entre tanto distractor los libros hoy día deben ser más eficaces. Hay cierta preocupación por escribir libros que los niños adopten con cariño y que no los boten a la segunda página.

Pero si bien es un reto, tampoco se contrapone con otras actividades, no es que el niño que ve televisión no pueda leer o viceversa. Los autores pelean mucho por encontrar un lugar para los libros de literatura infantil y juvenil; es decir, que junto al Nintendo, el X-Box, el iPod y el Facebook haya un libro. Que en un huequito esté un libro que el chavo tome y lea con gusto, y que luego, o antes, revise su Facebook.

Editado por el Grupo Editorial Norma, Margot: la pequeña historia de una casa en Alfa Centauri cuenta un pedacito de la vida de esta niña, quien vive en un depósito o tiradero de basura junto con su padre. Es una historia que intenta reflejar las grandes fortalezas de los niños, pues, aunque Margot vive en una situación precaria, nunca deja de ser niña, que, como cualquier pequeña de ocho años, también se divierte.

Como autor quise sacar a la infancia de ese retrato terrible de que todos los niños que viven en condiciones de pobreza son drogadictos o abusados sexualmente. Aquí, Margot es una especie de superheroína, que realiza distintas misiones en beneficio de sus amigos y de la comunidad.

El Premio Norma de Literatura Infantil y Juvenil 2011 se convertirá a partir de este año en un estímulo para los escritores latinoamericanos. Con ello se busca ampliar el horizonte de relatos fantásticos y realistas que enriquezcan la tradición cultural de los niños y jóvenes. La convocatoria para recibir escritos para la segunda emisión del premio cierra el 9 de septiembre de 2011.