Casi 50% de los adultos han sido colonizados
por el microrganismo, revelan científicos
Desde hace 10 años estudian en la UNAM la helicobacter pulori en diferentes tipos de agua
Viernes 15 de julio de 2011, p. 44
Julián comenzó a padecer intensos dolores estomacales e inflamación cuando era estudiante universitario. Diez años después, ya de profesionista, los síntomas en ocasiones regresan de vez en cuando
; sin embargo, no muestra mucha preocupación: Casi siempre pasan rápido, me duele sólo cuando me estreso y la solución son unas pastillas muy efectivas
.
Lo que Julián desconoce es que estas sensaciones de dolor son causadas por la bacteria helicobacter pulori –asociada al desarrollo de padecimientos digestivos como gastritis, úlcera péptica e inclusive cáncer de estómago– cuya prevalencia en México es de 90 por ciento.
Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que trabajan en el estudio de este microrganismo, señalaron que se trata de una bacteria espiral que habita exclusivamente en humanos y que se transmite por el consumo de agua contaminada, sobre todo debido al contacto con heces fecales.
La helicobacter pulori se aloja en la mucosa estomacal y llega a mantenerse ahí por años sin desarrollar ninguna molestia. Estudios realizados en la Facultad de Medicina muestran que en la mayoría de los casos la infección por este microrganismo se adquiere en la infancia y el desarrollo de una patología se puede presentar hasta tres décadas después.
Información de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la UNAM señala que la medicina actual cuenta con métodos para detectar la presencia de ésta: mediante una biopsia de la mucosa gástrica, del análisis de sangre o heces o con el estudio del alimento del paciente.
Un equipo de investigación conformado por especialistas del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad, de los institutos nacionales de Ciencias Médicas Salvador Zubirán y de Cancerología, y del Hospital General busca biomarcadores que apoyen el diagnóstico y el pronóstico de la infección por helicobacter pulori.
Los biomarcadores que buscamos son proteínas relacionadas con los genes de microrganismos que se consideran una huella de la bacteria que podríamos identificar en una muestra de sangre
, aseveró Gonzalo Castillo Rojas, de la Facultad de Medicina.
Datos proporcionados por el Departamento de Microbiología y Parasitología de esa facultad afirman que cerca de 50 por ciento de la población mundial adulta se encuentra colonizado
por la helicobacter pulori. Sin embargo, el nivel de prevalencia varía entre ciudadanos de países desarrollados y en vías de desarrollo, en los primeros va de 20 a 40 por ciento, mientras en los segundos alcanza hasta 90 por ciento.
No todos los portadores de la bacteria presentan alguna enfermedad: 85 por ciento nunca experimentan síntomas, pero 15 por ciento corre el riesgo de desarrollar alguna patología grave.
De acuerdo con información epidemiológica en México, la seroprevalencia es de 80 por ciento a los 20 años de edad. Además de que dos de cada 10 mexicanos infectados por ese microrganismo desarrollará una enfermedad severa como gastritis crónica activa y úlcera péptica, mientras uno por ciento podría presentar cáncer gástrico.
Los primeros reportes de la presencia de bacilos espirales
en mucosa gástrica de humano datan de 1875, pero fue hasta el siglo XX que los investigadores australianos Robin Warren y Barry Marshall lograron aislarla y plantearon que era causante de la gastritis y úlceras estomacales. Gracias a esta investigación, los científicos ganaron el Premio Nobel de Medicina 2005.
Estudios posteriores han confirmado esa hipótesis y dejaron atrás la creencia de que dichos males fueran provocados por estrés o ciertos alimentos
.
Desde hace más de una década, el equipo de investigación de Gonzalo Castillo Rojas trabaja en el estudio de la Helicobacter pulori en diferentes tipos de agua (de pozo, superficial, residual y reciclada o tratada) con la finalidad de que en un futuro los resultados permitan normar y hacer obligatoria la detección del microrganismo en agua de consumo humano.