La compañía independiente Aksenti Danza Contemporánea celebra 20 años de trayectoria con La casa de Betty, una propuesta interdisciplinaria que remueve los sentimientos, explora los diferentes estados emocionales del ser humano y la manera de interactuar ante la adversidad, expresa su director, Duane Cochran.

Originario de Detroit, Michigan, y radicado en México desde hace 25 años, el bailarín y coreógrafo utiliza el lenguaje teatral, dancístico y musical para transformar las emociones cotidianas.

La pieza permite al coreógrafo plasmar el pasado, el presente y el futuro de la condición humana.

Cada situación emocional es abordada a partir de escenas individuales, con sarcasmo, ironía y humor negro, para mostrar la tendencia innata del ser humano a perseguir la interminable cadena del deseo.

En charla con La Jornada, Cochran manifiesta ser un creador que siempre se observa a sí mismo y desnuda sus sentimientos mediante el baile, aunque reconoce que al principio sus coreografías se basaban literalmente en la partitura musical.

Dentro de la escena dancística contemporánea Cochran busca sacudir al público con las temáticas de la obra, envolviéndolo en diversas situaciones hasta provocar un cambio en su estado emocional. “Me interesa que el espectador salga feliz o triste de la presentación, pero diferente.

Nosotros bailamos con música en vivo; entonces me ha ayudado mucho ser pianista porque tengo un conocimiento amplio de cómo es la construcción musical de una obra y eso ayuda bastante, expresa.

Duane asegura que después de varios años en el mundo de la danza, no se explica cómo vivió su adolescencia sin crear algo. Sigo con el grupo por una necesidad, por el gusto que produce el movimiento, el trabajo escénico; ver en el foro el resultado de una idea que empezó hace un año.

Cochran experimenta la libertad al expresarse con el movimiento, aunque al final termina deshecho emocionalmente. La creación es una terapia que me permite sacar las emociones.

Para festejar la efeméride, la compañía Aksenti presentará La casa de Betty, obra que se estrenó en agosto de 2010 y sigue causando impacto en el espectador. La pieza está basada en la pintura del mismo nombre del artista Rafael Zamarripa.

Funciones en Bellas Artes

La obra integra el lenguaje coreográfico de Duane Cochran, así como elementos teatrales y plásticos. Asimismo cuenta con fragmentos de textos literarios de diferentes autores, como El arte poético, de Jorge Luis Borges; Enfrascados, de Nuria Gómez, y Memorias de una geisha, de Ar-thur Golden, con los cuales se complementan los estados síquicos durante el montaje.

Las piezas del director de Aksenti han sido representadas en Perú, Colombia, Alemania, Nueva York y Toronto por el grupo Nemian, dirigido por Isabel Beteta; y, en Costa Rica, por el grupo Viraje, con dirección colectiva.

Después de los festejos por el aniversario de Aksenti, Cochran participará el próximo agosto en Otra vuelta de tuerca, ópera que Benjamín Britten compuso inspirándose en la novela del mismo nombre de Henry James.

La decepción, el engaño, el amor, el deseo, la envidia y la ruptura familiar son algunas de las emociones que recrea el coreógrafo en La casa de Betty, obra que se presentará los días 15, 16 y 17 de julio, a las 20, 19 y 18 horas, respectivamente, en el foro del Centro Cultural Los Talleres (calle Francisco Sosa 29, Coyoacán).

En el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico), la compañía de danza se presentará el 20 de julio a las 20 horas y en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas) ofrecerá una función especial en la cual se develará la placa por el 20 aniversario de esa compañía independiente, el 23 de julio a las 19 horas.