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Susana abrió el segundo concierto en honor del jazzista en el Lunario del Auditorio

Zabaleta, Pineda, Noriega y Meza rinden homenaje a Eugenio Toussaint

Fue un hombre talentoso y buen amigo; deja una huella importante en la música: Guadalupe

Hizo feliz a mi padre, desde entonces lo empecé a querer: Iraida

Elizabeth cerró la noche

Foto
Susana Zabaleta, Guadalupe Pineda, Iraida Noriega y Elizabeth Meza, durante su participación en Los amigos de ToussaintFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de junio de 2011, p. 9

Susana Zabaleta, Guadalupe Pineda, Iraida Noriega y Elizabeth Meza rindieron un homenaje musical emotivo y diverso, por los estilos de las cuatro intérpretes, a Eugenio Toussaint, fallecido el pasado 8 de febrero y quien tuvo influencia profesional y amistad con ellas.

Fue el segundo de los tributos a Eugenio; el primero fue el pasado miércoles 15 de junio, con Armando Manzanero y la Big Band Jazz de México, y el próximo será el 29 de este mes, en el Lunario del Auditorio Nacional, con el título de Los amigos de Toussaint: Alex Campos, Aarón Cruz, Héctor Infanzón, Diego Maroto, Gabriel Puentes, Aleks Syntek, Cecilia, Enrique y Jan y Adrián Toussaint.

El objetivo de estos conciertos, además del de honrar la memoria de Eugenio, es recabar dinero para crear un fondo que permita la redición de la obra discográfica de Toussaint.

A las nueve y media de la noche comenzó la tocada con la proyección de un video en el que Eugenio platica sobre su primer contacto con la música, que cultivaría a lo largo de 40 años.

Antes de comenzar su actuación, en cada uno de los casos se vieron imágenes de cada una de las cantantes con Eugenio, siempre al piano. Susana se ve a un lado de Eugenio, sensual, cerrando los ojos e invitando a ver sus labios rojo carmesí, enfundada en un vestido entallado. Cantaba Un poco más, con su estilo cachondo y retador.

Entró al escenario entre chiflidos-piropos. En una continuidad sonora interpretó Un poco más. Acabada la pieza, Susana comenzó su show entre las butacas: “¡Eugenio, Eugenio! ¿Te gustó? (la interpretación de (Un poco más). Y sólo respondió: . ¿Eso fue todo? ¿Por qué no hablan? Seguramente, Eugenio nos está viendo desde allá.” Su mirada se fijó en un punto del cielo imaginario.

Tú me acostumbraste

Siguió con Tú me acostumbraste, en la que Susana se rinde ante el ser amado. Hay que tener los güevos y decirle a alguien que lo quieres, o que tienes ganas. ¿Por qué será que nunca decimos que tenemos ganas? Nadie dice nunca nada y así no pasa nada. ¿Por qué no decirle: bésame mucho?, y cantó la inmortal de Consuelo Velázquez, que en su voz es una súplica. Más vale loca que amargada... y también más vale puta que amargada.

Cuando cantó Piel canela tuvo la oportunidad para que varias personas del público corearan ... y tú, me importas tú, y tú, y tú, y nadie más que tú... Ya para ese momento todo era algarabía alimentada por varios tequilas y martinis.

Aparecieron otras imágenes, en las que Guadalupe Pineda canta con Toussaint. Inmediatamente el cambio de tesitura creó otro ambiente. Lupita también recibió reconocimiento a su belleza. Romántica, inició con Cómo fue: ... ¿fueron tus ojos o tu boca? ¿Fueron tus labios o tu voz?

Agradeció a todos su presencia para recordar a un ser humano, buen hombre, un hombre talentoso, un buen amigo, un hombre creativo, un hombre que deja una huella importante en la música en México.

Reinició con un arrullo, de un disco que grabó con Eugenio, titulado Un mundo de arrullos, dedicado a los niños y grabado en nueve idiomas.

En medio de la interpretación, Pineda pidió que el respetable no se durmiera. Al contrario, recibió aplausos.

Vino una pausa y se tocó al piano la canción Valeria, para la hija menor de Eugenio. Al acabar ese momento emotivo, la banda se arrancó con un jazz picadillo que emocionó al público de manera diferente, prendida.

El ambiente, listo

El terreno estaba listo para la cantante de jazz Iraida Noriega, hija de Freddy Noriega, quien se hizo famoso por Farolero, híper romántica y elegante. En la pantalla se vio a Iraida trabajar con Eugenio. El entendimiento era directo. Los años de ejercicio vocal dejaron oír un control maestro. Iraida ha dicho a La Jornada que no da clases porque eso representa un compromiso de tiempo completo, y que en tanto no lo tenga opta por no afectar a los alumnos.

Recordó cuando su papá no se ubicaba en la escena musical de México, pero “el nombre de Eugenio Toussaint apareció en mi casa. A mi papá lo fueron a contratar y él pidió que el arreglista fuera Eugenio. De ahí salieron cuatro discos. Fue tanta la insistencia de mi papá que Eugenio le decía Friegui, por Freddy. Eugenio se conviritió para mí en quien hizo feliz a mi padre. Desde entonces lo empecé a querer.”

Un disco de Iraida trae una canción que se llama A nuestros hijos, que dedicó a los hijos de Toussaint y al suyo.

Cerró con un tema con arreglo de Eugenio, venenoso.

Elizabeth Meza arribó al escenario con su alta estatura y su versión de Summertime. Dejó un espacio para el lucimiento de su grupo, con solos de Diego Maroto.

Se proyectó un video en el que Elizabeth platica con Eugenio sobre la idea de que el jazz es elitista. Eugenio explica que el jazz mexicano tiene sus estándares, como Nocturnal.

La noche se alargó lo que debía y al filo de las cero horas Meza invitó a Iraida a interpretar con ella la última de la velada, la que se fueron tarareando los privilegiados miembros del público: Delirio.