Terminan la primera fase del plan maestro para preservar el monolito, informa el INAH
Teníamos una deuda con el patrimonio de ese sitio prehispánico: Salvador Aceves García
La viabilidad del proyecto no está supeditada a tiempos administrativos, asevera el arquitecto
Jueves 9 de junio de 2011, p. 4
La construcción de la casa de Tlaltecuhtli, al pie del Templo Mayor, involucra el reordenamiento de la zona arqueológica y del espacio público que la circunda para disfrute de las multitudes
que acuden a esa área del corazón del Centro Histórico, informa el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Como adelantó La Jornada en su edición del pasado 25 de abril, la edificación del nuevo museo en el predio Las Ajaracas permitirá un paseo diferente e innovador
por el antiguo centro ceremonial mexica.
Así lo confirma a este diario el arquitecto Salvador Aceves García, coordinador del plan maestro, el cual comenzó a configurarse a finales de 2007. La primera fase se inició en diciembre de 2010: basado en el hallazgo de la monumental lápida mortuoria de Tlaltecuhtli.
Teníamos una deuda y compromiso con este patrimonio que involucra a la zona arqueológica más importante de México.
La gran escultura que representa a la deidad de la Tierra, sostuvo el funcionario, es una especie de droga que genera dependencia y emite una seducción difícil de vencer. De hecho, las investigaciones que se realizan en el lugar en la búsqueda del tlatoani mexica podrían cambiar la concepción de la historia del México antiguo.
El plan maestro de la Casa de Tlaltecuhtli y el reordenamiento del espacio público podría ejecutarse en un lapso total de cerca de cuatro años. En un primer balance, el INAH ha considerado una inversión de 120 millones de pesos.
Por facilitar circulación peatonal
Respecto de los trabajos que ya se observan en el predio Las Ajaracas, el coordinador del proyecto explicó: La primera fase ya culminó y consistió en realizar las excavaciones para detectar posibles vestigios arqueológicos en ese lugar. Esto nos obligó a hacer algunas modificaciones, debido a que fueron halladas instalaciones hidráulicas e infraestructura que datan de la época virreinal y del porfiriato
.
Para este 2011, prosiguió Aceves García, se estima terminar la construcción del vestíbulo hundido –de cerca de 50 metros de longitud– que llevará a los visitantes a la casa de Tlaltecuhtli.
En unas láminas se observa que las próximas visitas serán algo parecido al recorrido que se realiza en la explanada que antecede al Museo Nacional de Antropología, pero con la gran diferencia de que el trayecto consistirá en bajar una rampa y caminar en el mismo nivel donde fue hallado y será recolocado el monolito.
Una tercera fase consiste en la protección de los vestigios del Templo Mayor y con esa finalidad serán sustituidas las techumbres que actualmente protegen a los monumentos por unos más amistosos
que permitan su visibilidad; además, se harán modificaciones al recorrido dentro de la zona, así como en los andadores.
“Debe ser –prosigue Aceves García– una visita más amigable, en la cual el visitante observe a plenitud toda el área prehispánica, incluso el mismo transeúnte se sentirá incluido porque será colocada una barda de cristal en la periferia de la zona.”
En esta etapa también se extenderán los límites del actual museo de sitio para que crezca el área de exposiciones y sean reubicados, de manera simultánea, los servicios al público.
La cuarta fase del plan maestro incluye la apertura de las calles que han sido cerradas en años recientes, las cuales propician que el transeúnte tenga que rodear el Templo Mayor para llegar a las calles de Argentina o Guatemala y “cruzar forzosamente por el pasaje Catedral.
Este cierre de calles que ocurrió debido a los trabajos arqueológicos constituye un impedimento a la circulación peatonal, razón por la cual se pretende reabrirlas y crear un paseo en torno al Templo Mayor, sin bardas ni rejas
, las cuales serán sustituidas por un límite perimetral de cristal templado.
“La viabilidad de este proyecto –subraya el arquitecto– no está sujeta a tiempos administrativos, porque en sí mismo ostenta una dinámica y una inercia que nadie detendrá.”
De forma paralela a la rehabilitación de la plaza Manuel Gamio y a la construcción del sitio que albergará de manera permanente a la diosa de la Tierra, los especialistas del INAH realizaron la investigación y registro arqueológico. A la par se concluyó con el retiro y reubicación de redes de infraestructura urbana y el reordenamiento de instalaciones.
El plan maestro abarcará hasta el Zócalo y los trabajos realizados en el exterior de Palacio Nacional, porque ésta es una área que debemos ver como un conjunto indisoluble, la cual estará conectada a la zona arqueológica.
Por tal razón, detalló Aceves García, desde la puerta lateral de la Catedral Metropolitana habrá una escalinata que al descender llevará al visitante a un recorrido por el vestíbulo hundido hacia la Casa de Tlaltecuhtli, escultura que estará colocada en el mismo nivel de piso de la época del rey Ahuízotl
.
También las calles de Seminario y Licenciado Verdad serán intervenidas para mayor disfrute de la zona arqueológica, y con esta finalidad se construirá un mirador desde cuya altura se apreciará el trazo del antiguo centro ceremonial y sus vestigios.
Para la creación del plan maestro de la Casa de Tlaltecuhtli y el remozamiento de la plaza Gamio ha intervenido un comité consultivo, así como autoridades del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco (como Francesco Bandarin), entre arquitectos, diseñadores, asesores y diversos especialistas, los cuales han colaborado para planeación del nuevo recinto.
La fachada de la Casa de Tlaltecuhtli será construida en acero totalmente reversible
y en ese lugar serán resguardados, además del gran y colorido monolito de esa deidad, todas las ofrendas que se han hallado durante las excavaciones
. La moderna casa de Tlaltecuhtli incluirá espacios para servicios complementarios al público y áreas administrativas.
En la actualidad, el monolito se encuentra en el vestíbulo del Museo de Sitio del Templo Mayor y, desde su hallazgo, el equipo del arqueólogo Leonardo López Luján realiza excavaciones en Las Ajaracas en busca de los restos de tlatoanis mexicas.