Los menores de edad tienen derecho a la identidad, a tener nombre, nacionalidad y una filiación, por lo que, no es obstáculo para determinar la presunta paternidad de un padre, el hecho de que éste haya estado casado con una mujer distinta a la madre del niño, al momento de su concepción.

Determinó lo anterior, la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al resolver una contradicción de tesis entre tribunales colegiados (50/2011) en la que los ministros consideraron que debe prevalecer el interés superior del niño por encima de la estabilidad del matrimonio del presunto padre.

Los ministros sostuvieron que si bien, es cierto que la identidad se construye a través de múltiples factores sicológicos y sociales, cada persona está determinada en gran medida por el conocimiento de sus orígenes y su filiación, así como por la identificación que tiene en la sociedad a través de un nombre y una nacionalidad.

Además de que, de la filiación del menor, se desprenden diversos derechos de los niños como son los derechos alimentarios y de sucesión.

La primera sala descalificó de esta manera, el artículo 315 del Código Civil para el Estado de Veracruz, vigente hasta octubre de 2010, en razón de que restringe el derecho a la identidad de los menores al prohibir que los hijos nacidos fuera del matrimonio pudieran investigar la identidad de su padre, mediante cualquier medio de prueba.