El acuerdo para la evaluación universal de docentes y directivos es un espectáculo, pero tardío, que sólo refleja un acuerdo entre el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y el gobierno federal, pues no se incluye ninguna reforma a la Ley General de Educación que implique que esto va más allá de un pacto político, afirmaron especialistas.

Manuel Gil Antón, catedrático de El Colegio de México, y experto en el sistema educativo nacional, afirmó que si bien es positivo que se aplique una evaluación universal y no optativa al magisterio, surge una preocupación cuando sólo se asigna 5 por ciento del valor evaluativo del docente, pero se da 50 por ciento al desempeño de los alumnos en la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (Enlace); es decir, en los hechos es una mera simulación.

Como ciudadanos, indicó, tenemos el derecho a experimentar serias dudas de que este anuncio signifique en la realidad una verdadera transformación del sistema educativo; esto se ha dicho muchas veces, y resulta muy preocupante que desde el gobierno federal, incluso antes de abrir el debate, se asegure que más allá de las críticas, éste es el camino a seguir. No es posible actuar así en educación, que es el sector que más debate debe generar.

En entrevista por separado, Ángel Díaz Barriga, especialista en educación de la Universidad Nacional Autónoma de México, agregó que resulta absurdo solicitar a 1.2 millones de docentes de educación básica que se evalúen cada tres años, cuando no se ha tenido la sensibilidad de mejorar el sistema de formación de profesores, y se ha dejado al sindicato esta tarea, pues las normales no se han descentralizado.

Explicó que en el diseño y aplicación de la evaluación universal para docentes el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación ha quedado muy diluido, y cabe recordar que las dos pruebas que se aplican a los maestros, tanto para carrera magisterial como en la asignación de plazas docentes, han tenido errores, y en el primer caso incluso se ha dado corrupción.

En la ceremonia encabezada el pasado martes por el presidente Felipe Calderón, y la dirigente del SNTE, Elba Esther Gordillo, quien calificó al mandatario como el Presidente de la educación, apuntó Díaz Barriga, lo único que refleja es la expresión de un contubernio: se ha llegado a un pacto. Es una frase, agregó, lamentable, porque no se ve a un Presidente que entienda los problemas sociodemográficos ni pedagógicos de la educación, pues, ¿en qué cabeza cabe que el desarrollo de una competencia se puede evaluar mediante un único examen? Sólo en la de alguien que no conoce la educación.

Consuelo Mendoza, presidenta de la Unión Nacional de Padres de Familia, organización vinculada al panismo, calificó como un gran acierto los acuerdos para evaluar a los docentes y generar nuevos mecanismos de aplicación de carrera magisterial, pues aseguró que la finalidad es seleccionar a los mejores maestros, a quienes consideró que también se les deberían evaluar sus actitudes y compromisos para garantizar que estén vinculados con su labor magisterial y a su constante mejora.