Tres poderes: político, militar y religioso, con su cauda de mentira, robo, disputa, arbitrariedad y demencia, pero sobre todo con su probada falta de interés por el bien y el progreso de la ciudadanía, tratarán de ser mostrados, como en un espejo de la ridiculez, mediante el arte de la danza contemporánea.

Se trata de la obra Kratos demens, de la coreógrafa y bailarina Isabel Beteta, que se estrenará el sábado 4 de junio y tendrá una breve temporada hasta el 2 de julio, todos los sábados a las 13 horas, en el Foro del Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo, como parte del ciclo Sabadanza.

–¿Influyó en usted la realidad de nuestro país para la creación de Kratos demens? –se pregunta a Beteta en entrevista luego de la presentación a la prensa de un breve fragmento de la primera parte de esa obra.

–Por supuesto, y también la superficialidad y el cinismo de ciertos políticos mexicanos, que realmente no están luchando por nada. Son hasta ofensivos, ¿cómo se atreven a decir cosas en las que no creen?

Considera que ya no se trata sólo de la llamada “guerra contra el narco”, sino que ya estamos rodeados por muchas otras injusticias y agresiones que están aprovechando el desorden que se ha provocado, como las extorsiones o la violación de mujeres y niños.

“Vivimos en una descomposición social y moral muy fuerte. Y lo relaciono con varios factores, como el no dar la suficiente importancia a la educación. Se me hace inaudito que quitaran la materia de civismo. ¿Cómo quieres vivir en sociedad sin tener en cuenta al otro?

La coreógrafa y bailarina Isabel Beteta, fundadora y directora de esa agrupación de danza contemporáneaFoto María Luisa Severiano

Y así con la disminución de la educación artística o el intento de desaparecer el estudio de etapas de la historia de México. ¿En qué cabeza cabe quitar la historia prehispánica, si es una de nuestras raíces importantes? Aquella era una cultura muy disciplinada y ahorita la disciplina está ausente por todos lados. Por ejemplo, hay que ver el problema de la obesidad, en apariencia no importante.

Agrega que la creación de la obra, interpretada por un trío de bailarines, partió en buena medida de La mesa verde, de Kurt Jooss, una crítica a la política durante el nazismo, y El gesticulador, de Rodolfo Usigli, también una exploración de la ridiculez y arbitrariedad del poder.

Kratos demens es parte del programa especial de cinco montajes titulado Visitando recuerdos, una retrospectiva de la Compañía Nemian Danza Escénica, fundada y dirigida por Beteta en 1993.

Otra obra es Hunters, de Jean Isaacs, directora de San Diego Dance Theater Company, estreno en México de gran fuerza y exigencia técnica que explora alrededor de preguntas inquietantes como: ¿quién es el verdadero triunfador: el cazador, la presa, o el público?

Las otras tres son: Ya llegó el carro de la muerte, divertimento coreográfico de Óscar Ruvalcaba; Una pareja de tantas, recreación lúdica de Luis Gabriel Zaragoza, y Beyond borders, pieza dancística vibrante y luminosa del coreógrafo canadiense Allen Kaeja.