La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) investiga dos casos de la práctica conocida como sexting, una modalidad del bullying, que consiste en el intercambio y envío de fotos o videos de contenido sexual, principalmente entre adolescentes, con el propósito de humillar a quien aparece en dichas imágenes.

Uno de esos casos tiene que ver con la violación tumultuaria de una estudiante de bachillerato durante una fiesta con sus compañeros de clase, en casa de uno de ellos, en la colonia Gabriel Hernández, delegación Gustavo A. Madero, por siete jóvenes, cinco de ellos menores de edad, quienes, además, circularon en su escuela un video de lo ocurrido.

La fiscal de Delitos Sexuales de la PGJDF, Juana Camila Bautista Rebollar, señaló que los hechos ocurrieron el pasado 15 de abril, cuando, según la declaración de la víctima, luego de tomar durante varias horas, se quedó dormida y cuando despertó observó que en el inmueble sólo había hombres y ella no tenía su ropa interior.

Días después, por medio de una amiga, se enteró de que en su escuela estaba circulando un video en el que aparecía con varios sujetos que abusaban sexualmente de ella, motivo por el que, con el apoyo de sus padres, presentó una denuncia ante el Ministerio Público.

Elementos de la policía de investigación obtuvieron el video y detuvieron a Eduardo Leopoldo Popoca Vázquez, de 19 años de edad, y Adán Chávez Rodríguez, de 24, quienes fueron consignados al Reclusorio Oriente, mientras que los otros cinco sujetos fueron puestos a disposición de la agencia especializada en menores de edad. Todos fueron acusados de violación y pornografía.

Según la investigación de la PGJDF, el video fue enviado a los teléfonos celulares de varios estudiantes, práctica que, explicó Bautista Rebollar, es conocida como sexting, y que se ha detectado en diversos países.

La funcionaria explicó que se trata de una modalidad de bullying que se inició en 2005 en Estados Unidos, en la que jóvenes difunden, sin consentimiento de los implicados, a los teléfonos móviles de sus conocidos imágenes de personas con el propósito de agredirlas y humillarlas, .

Agregó que se ha vuelto una práctica recurrente en Inglaterra y Nueva Zelanda, entre otras naciones, y que lamentablemente ya ha llegado a nuestro país, y que, además, puede derivar en conductas ilícitas.