Buenos Aires, 29 de mayo. La fórmula aliada al gobierno de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en la provincia de La Rioja, se impuso esta noche, con la relección del gobernador Luis Beder Herrera quien llevaba más de 60 por ciento de los votos.

El gobernador riojano dijo que el gobierno de Fernández de Kirchner representa un proyecto nacional y popular que le ha hecho muy bien al país y a su provincia.

Ésta es la tercera elección en el interior del país después de las provincias de Catamarca (13 de marzo) y Salta (10 de abril), en que los resultados favorecen al oficialista Frente para la Victoria (FpV), marcando ya definiciones para las presidenciales de octubre próximo.

En tanto, en la sueña provincia de Chubut el gobierno de Mario Das Neves, del opositor Partido Justicialista-Modelo Chubut(de la derecha peronista) se adjudicaba la victoria para su candidato Martín Buzzi, en la votación realizada en seis urnas impugnadas el pasado 20 de mayo por la justicia electoral.

El candidato a gobernador por el FpV Carlos Eliceche, quien hizo una imprevisible elección quedando el pasado 20 de marzo y ahora a escasos puntos, de su contendiente para el que se preveía un triunfo por más de 60 por ciento de los votos, lo que no se logró, sostuvo que fue importante que se transparentara la elección, para fortalecer el proceso democrático.

En tanto, en la provincia de Santa Fe, una de las más importantes del país, gobernada por el Partido Socialista, el gobierno logró un inusitado avance en las elecciones primarias de las internas partidarias, hasta casi empatar los resultados. Las tres listas de la interna peronista en las cuáles se impuso el diputado nacional Agustín Rossi, una de las más sólidas figuras políticas del FpV, conforman desde ahora una posiblidad de triunfo.

El asombroso camino recorrido por el gobierno de la presidenta Fernández de Kirchner desde junio de 2009, cuando una andanada mediática de oposición parecía avanzar con la unificación artificial de partidos opositores que en las legislativas de esos momentos lograron desplazar a la mayoría congresional oficialista, muestra un nuevo mapa en el país donde la figura presidencia se impone sin competencia cercana.

En los últimos días, el Congreso del Partido Justicialista (PJ), el más importante a nivel nacional se pronunció a favor de la relección de Fernández de Kirchner, una decisión unánime que se alcanzó en apenas 40 minutos y fue recibida con una ovación por los presentes.

El legado de (el fallecido Néstor) Kirchner requiere hoy la continuidad de este proyecto político que ha transformado el país, sostiene el documento de respaldo.

De la misma manera, los sectores gremiales más fuertes del país y una diversidad de movimientos sociales y juveniles se expresan en favor de la relección de la mandataria.

Incluso dos potenciales candidatos presidenciales de oposición, el actual jefe de gobierno de Buenos Aires, el empresario Mauricio Macri y el cineasta Fernando Pino Solanas, se retiraron de la contienda al advertir la imposibilidad de un triunfo. Pero también otras figuras que en junio de 2009 se imaginaban camino a la presidencia fueron cayendo como en un mazo de naipes.

El candidato por la Unión Cívica Radical (UCR) el segundo partido con inserción nacional, Ricardo Alfonsín desplazó a los abanderados que habían surgido en su partido, amparado bajo la figura de su padre el ex presidente Raúl Alfonsín, ya fallecido.

Nada de lo que había en el panorama electoral de fines de junio de 2009 quedó en pie. La oposición fragmentada busca caminos, pero el retroceso es visible, mientras dos hitos marcan el nuevo momento político. Uno la celebración del bicentenario, el 25 de mayo de 2010, que contra todas las apuestas opositoras puso en la calle a millones de personas. Esto se repitió en otro triste momento como fue la muerte repentina del ex presidente Néstor Kirchner, el 27 octubre de 2010.

La sorpresa de todos fue la emergencia juvenil que fue creciendo desde entonces, así como algunas acciones creativas a nivel informativo que desafiaron la enorme ventaja de los grandes medios opositores que creían ganada la batalla.