Cultura
Ver día anteriorSábado 28 de mayo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Leer un espléndido libro de cuentos de Leonora lo impresionó, señala

El escritor Fernando del Paso revalora el magnífico trabajo literario de Leonora
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de mayo de 2011, p. 6

Soy devoto del surrealismo, entre otras cosas, porque es la forma de expresar los sueños o de inventarlos, compartió el escritor Fernando del Paso, al hablar sobre Leonora Carrington, quien escribía también; yo recuerdo haber leído hace un buen tiempo un espléndido libro de cuentos. No recuerdo ninguno en particular, pero sí la magnífica impresión que me hizo.

El novelista y artista se dice un amante del surrealismo porque prácticamente, como ninguna otra corriente, se da en la misma medida y con el mismo valor en la escritura, en la pintura y el dibujo. Se puede dar en dos campos completamente distintos: la pintura o el dibujo, que ocurre en el espacio, y la literatura, que ocurre en el tiempo.

Sobre su vínculo con la pintora expresó que lo une haber vivido 14 años en Londres, cuando la familia Carrington todavía tenía influencia en la política de Gran Bretaña. “Ella, como se sabe, era una aristócrata que de pronto se rebeló contra todo, se salió del país, fue pareja de Max Ernst, uno de los grandes pintores surrealistas; después Renato Leduc la trajo aquí. En fin, estoy diciendo cosas que todo el mundo sabe, o debería saber.

Somos un país surrealista, eso lo dijo André Breton, padre de esa corriente artística de la posguerra, recordó Del Paso vía telefónica desde Guadalajara. Por muchos años me pareció una exageración, pero después de haber regresado de Europa y vivir aquí otros 20, me parecía que tenía razón.

Agregó que como extranjero, un mexicano en otro país, tiene un olfato distinto, ve las cosas de manera diferente y puede descubrir no sólo algunos defectos, también algunas virtudes de ese país que para uno es tierra de indios. Probablemente a Breton le pasó lo mismo, y a Carrington, con la diferencia de que se volvió muy mexicana, no digo en su pintura, pero en su forma de ser; le gustó el país lo suficiente para vivir aquí y morir aquí.