Para los Pumas llegó el momento del festejo con la comunidad de la UNAM. La salida hacia el paseo en el circuito universitario fue puntual y al mediodía el pumabús arrancó al son del cántico: ¡Dale, dale, daleeee, daleeeeeeee, Puma campeóoon, puma campeón!, entre la algarabía de unos 500 fanáticos que los recibieron con entusiasmo.

Martín Bravo, ubicado en la parte frontal junto a Goyo, la mascota, se aferró por largos lapsos al trofeo, mientras el resto del plantel comenzó a cachar playeras y plumones que les lanzaban desesperados seguidores en reclamo de autógrafos. El vehículo no detuvo su marcha y la gente debió emprender carrera, abriéndose paso a empellones, atropellando, para estar atenta a la devolución de la prenda con la preciada rúbrica.

Nunca el equipo había concitado tanta admiración, bien correspondida con amor, porque mientras la multitud extasiada tomaba fotos con los celulares, desde lo alto del pumabús varios jugadores grababan a la gente, posaban hacia las videocámaras, pero querían que también saliera el contexto: el fervor de sus seguidores que entonaron goyas hasta desgañitarse y corrieron detrás del vehículo hasta agotarse.

Hubo una parada con sobredosis de emoción, fue al pasar frente al edificio de rectoría, sobre la lateral de avenida Insurgentes. Ahí esperaban unos mil fanáticos, decenas de vendedores de banderas azul y oro, nieves, botellas de agua y coronas de cartón con la leyenda Pumas campeón. El rector José Narro, quien se sumó a las goyas, comentó: El festejo es sólo hoy, los jugadores salen mañana de vacaciones... (Esto) se lo merece la afición que ha sido parte fundamental en el triunfo.

Sonriente, agregó: Para alcanzar el triunfo en lo que sea, se necesita que todos los que intervienen estén enfocados en la misma dirección y aquí directivos, cuerpo técnico, sin duda los jugadores, pero de manera muy especial la afición, todos, estuvieron alineados por el triunfo del equipo.

Cuestionado sobre la continuidad del baluarte Juan Francisco Palencia, respondió: Es un gran profesional, al que yo respeto, lo he conocido como ser humano, y es un gran futbolista. Él tendrá parte de la decisión, yo no he platicado con él, yo no sé. Con cierto sobresalto respondió a la pregunta de si estaba de acuerdo con la política de bajos sueldos y oportunidad para los canteranos.

¡No son bajos sueldos! No son tan bajos, y sí dignos, de compromiso con los colores de algo que debe mantenerse y es la defensa de los lemas, de los colores, de la institucionalidad. También defendió la inclusión de jugadores foráneos: Las combinaciones no son malas. Me gustan los extranjeros que vienen a aportar como Darío Verón, Leandro, Martín Bravo, Dante... Y de otras épocas como Cabinho, Spencer, Muñante, todos esos grandes... ¡Ahí vienen!, ya vienen, interrumpió.

El técnico Guillermo Vázquez, secundado por sus pupilos –sólo faltó Darío Verón–, invitó al rector a subir al camión sin toldo, pero Narro rehusó, pues en su agenda tenía también la participación por los festejos del 25 aniversario de la Plaza de las Humanidades, donde destacó el orden con que se llevó a cabo la fiesta por la conquista del título Clausura 2011.

El recorrido incluyó campos de entrenamiento, el estadio Tapatío Méndez, las facultades de Trabajo Social, Contabilidad, Filosofía, Economía, Derecho, no faltó la zona de batas blancas –Odontología, Medicina, Química–, para cerrar en la zona de los institutos. El trayecto, bajo intenso calor, duró una hora 35 minutos. Enseguida, el plantel tuvo una comida con Narro Robles en un restaurante cerca del CCH-Sur y por la tarde fue recibido por el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard.