El ex edil de la ciudad destaca que la policía municipal es la mejor pagada del país
Tijuana se salvó a sí misma, con el apoyo de varios alcaldes de EU: Jorge Ramos
Lunes 23 de mayo de 2011, p. 6
Ante los cables consulares a los cuales La Jornada tuvo acceso por medio de Wikileaks, en los que personal diplomático de Estados Unidos asignado a Tijuana criticaba la lucha anticrimen en esa población mientras públicamente la ensalzaba, el ex alcalde de esa ciudad, Jorge Ramos, defiende los resultados de la estrategia aplicada: drástica
reducción de asesinatos a partir de 2010 y en general de la incidencia delictiva, depuración de 600 elementos policiacos, 200 de los cuales están sujetos a proceso judicial, y la conformación del cuerpo local del orden mejor pagado y equipado del país.
La conjunción de un modelo de combate al crimen organizado coordinado por el Ejército –ratificado como tal aun después del cambio en la administración municipal– con una política social para fomentar simultáneamente la denuncia ciudadana y las actividades culturales llevan al ex munícipe a exclamar: Tijuana se salvó a sí misma
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Pero acota: “reconozco el apoyo que me dieron el alcalde de San Diego, los otros 18 del condado e incluso Antonio Villarraigosa, de Los Ángeles. ¡Muy bien! Pero repudio la contradicción de un gobierno que me aplaude el esfuerzo (anticrimen) y por otra parte aprueba el consumo de la mariguana. Ese hecho nos daña más que cualquier cártel, porque nos hace una puerta de paso, un corredor para abastecer su demanda”.
En La Jornada –18 de mayo de 2011– se reseñan los cables enviados a sus superiores jerárquicos por el cónsul de Estados Unidos en Tijuana, Steven Kashkett, en los cuales duda de la efectividad de la estrategia contra el crimen organizado, insiste en la protección de la policía hacia los delincuentes e incluso duda de las estadísticas oficiales sobre los progresos en la seguridad.
Ramos gobernó Tijuana entre el primero de noviembre de 2007 y el 31 de octubre de 2010. No desmiente que hasta principios del año pasado la violencia prevalecía con índices elevados pese al nuevo programa de acción (alrededor de 700 crímenes anuales y 6 mil 500 denuncias mensuales, las cuales se han reducido a alrededor de 4 mil), porque en ese momento “estás rompiendo el status quo”, y el crecimiento y la expansión del crimen no se logran sobre todo sin la protección de la autoridad local
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Además, “te topas con infraestructura vieja. Los policías comían sobre los cofres de las patrullas, orinaban en los estacionamientos. Sin capacitación, compraban su armamento... y te das cuenta de que todo ese sistema anárquico hace posible tal estado de cosas. Entonces, debes transformar a la policía local.
“Hoy –añade con vehemencia– la municipal de Tijuana es la mejor pagada del país (16 mil pesos recibe el de menos salario), recibe dos procesos de capacitación permanente, así como de evaluación y confianza. Y empezamos a dar de baja a los que no servían. ¡Había policías que no le pegaban a la silueta! Cuando se dan enfrentamientos entre la policía y el crimen, y algún civil resulta herido se debe a la impreparación policiaca. Actualmente su armamento está en igualdad de circunstancias que el de los maleantes, el blindaje de su chaleco es nivel 4 y sus patrullas tienen equipo interno y externo de video, lo cual nos permite ver cómo reaccionan, qué hicieron y qué no, ante determinado evento.”
No se limita en elogios al Ejército y a los generales encargados del combate a la delincuencia organizada en esa zona, Sergio Aponte Polito y su relevo, Alfonso Duarte, como cabezas del Grupo de Coordinación Baja California.
Resalta el fomento de la denuncia ciudadana, fundamental para el cambio en Tijuana, pues la gente sabe cómo se llaman, dónde viven, a qué horas llegan... y empezaron a llegar los reportes de la gente
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Adicionalmente, en Tijuana se modificaron reglamentos mercantiles para que todo contrato de arrendamiento se registre ante un juez, y así dejar sin casas de seguridad
a los malhechores, y se convocó a la ciudadanía a eliminar los vidrios polarizados de sus autos. En suma, le fuimos quitando espacios a la delincuencia que la misma sociedad les había dado inconscientemente.
Al mismo tiempo, señala Jorge Ramos, se prohibieron los narcocorridos. Dice que el propio teniente coronel Julián Leyzaola, entonces jefe de la policía municipal, llamaba a los productores artísticos para establecer la prohibición. A la medida se sumaron las radiodifusoras e incluso se extendió hasta los autobuses urbanos, apunta.
“El modelo Tijuana tiene un apartado que se llama subcultura del narco. Hay que eliminarla porque el asunto es aspiracional. El narcotráfico adoctrina a nuestros niños y jóvenes a través de la música, de antivalores. Su raíz cultural está en el Malverde, en la Santa Muerte. Y todas esas capillitas las tumbó el Ejército en Tijuana.”
En forma paralela, la cultura empezó a tomar las calle. Cuando antes todo mundo al oscurecer se refugiaba en su casa, la vertiente cultural se encargó de sacarla de ahí. Exentamos de impuestos todas las expresiones artísticas, movilizamos más de 600 mil personas en espectáculos nocturnos para que la gente venciera el miedo
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Porque ése fue el reto: el miedo contra la esperanza
. Y hubo en el trienio 172 actividades culturales públicas, como la ópera al aire libre que congregó a 7 mil ciudadanos en la Calle 12 y la avenida Libertad. La Orquesta Sinfónica de Baja California tocó en el otrora nido de malvivientes
que era el bulevar Playas de Tijuana, se duplicó hasta llegar a 615 mil metros cuadrados de áreas deportivas, y el año pasado, 172 mil tijuanenses bailaron la coreografía de una canción compuesta por su paisana Julieta Venegas, en señal de libertad
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En todos esos logros, asegura también, no hay un solo héroe visible porque en realidad son muchos: las iglesias, los empresarios, los medios de comunicación, el Ejército, la policía y la ciudadanía en general.
Y su conclusión: ninguna ciudad del país se va a recuperar a sí misma si no pelean por ella. Tienes que merecer la paz, te la tienes que ganar. Pero si los de Monterrey se van a vivir a Laredo y los de Juárez a El Paso... el miedo es entendible; yo lo tuve. Pero no se vale un miedo que te paralice y te haga cómplice
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