Ciudad Juárez, 21 de mayo. El presidente Felipe Calderón celebró junto con la clase política de Chihuahua que Juárez quedó rebautizada como ciudad heroica, y matizó su declaración del día anterior al reconocer que seguramente habrá variaciones y sobresaltos en la tasa de reducción de homicidios en esta urbe. Argumentó que la perversidad de los criminales sigue ahí.

En sesión solemne del Congreso estatal, el mandatario federal llamó de nuevo a dejar atrás recriminaciones y señalamientos absurdos, para convertirnos en la generación que empezó el fin de la impunidad. Y llamó a ser siervos de la ley para ser libres.

Junto con el gobernador prísta César Duarte e integrantes de su gabinete presenció un desfile cívico-militar, en el que 700 soldados mostraron toda clase de armamentos y vehículos, seguidos de una cantidad similar de estudiantes de bachillerato y cabalgatas villistas que avanzaron en un perímetro resguardado por cientos de soldados y policías.

En el remate de su gira de dos días por Ciudad Juárez, el Presidente asistió al teatro Víctor Hugo Rascón Banda, donde se leyó el decreto que declara a Juárez ciudad heroica por haber resistido la adversidad, la injusticia y el abandono, según César Duarte.

Fue nombrada así en el contexto del aniversario 100 de la firma del tratado que puso fin a la dictadura de Porfirio Díaz.

Calderón reiteró su dicho del día anterior de que la tasa de homicidios en esta urbe fronteriza se ha reducido 60 por ciento de octubre a la fecha, pero acotó que puede haber sobresaltos, y por eso se debe perseverar hasta alcanzar la paz, la victoria y la seguridad.

Reconoció que Juárez –la ciudad más violenta del país– aún sufre dolor y pasa por un momento duro, de tiniebla, pero hay avances y perspectivas de futuro distinto.

Prisión vitalicia a plagiarios

Secundó al gobernador prísta, quien anunció que promoverá una iniciativa para castigar con prisión vitalicia a los secuestradores, para pedir al Congreso que apruebe una propuesta similar que él envió en 2007.

Reiteró su llamado a las fuerzas políticas y a diversos órdenes de gobierno a trabajar unidos, de manera coordinada, porque no es posible enfrentar al crimen organizado con un Estado desorganizado.

Planteó que los mexicanos enfrentan una disyuntiva: ser recordados como la generación que se perdió en la división, el encono o la irresponsabilidad.

Una generación que se escudó en la división de poderes, de órdenes de gobierno, en colores partidistas para hacer lo que no debía y para no hacer lo que debía. Una generación, simple y sencillamente, que enterró sus talentos y culpó al otro de lo que pasaba.

O ser la generación que se sacudió inercias y dejó atrás recriminaciones y señalamientos absurdos, añadió.

Planteó que la pluralidad debe convertirse en fuerza, no en obstáculo para el funcionamiento del Estado mexicano, ya que la delincuencia, la impunidad y la violencia son amenazas reales a la democracia.

Desde el palco principal, Calderón observó de pie –junto con miembros de su gabinete– el desfile de 100 cadetes, 500 elementos de la Defensa Nacional acantonados en Ciudad Juárez, 450 charros y 650 estudiantes.

Por la calle 16 de Septiembre avanzó en primer lugar un cuerpo femenil del Ejército y después diversos grupos a bordo de vehículos militares, mientras una oradora explicaba sus funciones y armamentos; por ejemplo, que los cuerpos especiales cuentan con equipo antimotines especializado en dispersar muchedumbres que se salen de control. También mencionó lanzacohetes y diversas clases de ametralladoras.

En unas gradas cercanas había personas con camisetas rojas –que hacían recordar al PRI– que exclamaban: ¡Duarte, Duarte! y ¡Calderón, Calderón! Algunos estudiantes se emocionaban cuando veían a los funcionarios y lanzaban gritos.

Al final, una cabalgata obsequió a ambos mandatarios camisas con la frase Viva Chihua- hua, bordada en la espalda. Así concluyó la quinta visita presidencial a esta ciudad desde el asesinato de 15 jóvenes en Lomás de Salvárcar.