Para el artista Gabriel de la Mora (Colima, 1968), la única persona que puede autentificar una obra de arte es su autor; cuando éste ha muerto lo que dicen los expertos se queda como opiniones, jamás como certificado.

Por lo general, en el tema de los falsos siempre va a haber una duda, de si en realidad lo era, expresa De la Mora, cuya exposición Originalmente falso concluye este sábado en la Galería OMR (Plaza Río de Janeiro 54, colonia Roma).

El propósito de tan singular exposición de 25 obras de una serie de alrededor de 40, es sacar del mercado negro obras falsas y, por medio de un proceso de destrucción de la mayoría, transformarlas en un original para reinsertarlas en el mercado.

Cada pieza es testimonio de una fuerte historia y el resultado de una investigación acuciosa del expositor. Textos breves acerca de cada obra están disponibles en la galería, así como una intitulada El arte de la impostura, del crítico Francisco Reyes Palma, con quien De la Mora trabajó en equipo en el proyecto.

La primera discusión desde que el artista estudió la maestría en bellas artes, en Nueva York, tuvo que ver con que siempre se ha comentado que la obra tiene que hablar por sí misma, un cliché muy antiguo, mientras por otro lado está de moda que las piezas, por más que sean conceptuales, vengan sin información. Para mí, la información es importantísima y depende del espectador si decide buscarla, señala De la Mora.

Un falso, continúa, se encuentra en un nivel cero donde no hay derechos de autor. Normalmente, los falsos están hechos por artistas que no han tenido una carrera exitosa, entonces, recurren a sus conocimientos técnicos y prácticos para generar obras falsas que les crean dinero rápido.

Durante su estancia en la Gran Manzana, en 2001, De la Mora hizo una serie en homenaje a un artista: “Daba todos los créditos y demás, se presenta, sale un anuncio en Art News, y me llega un fax de una galería de México diciendo que hay casi un juicio de demanda por derechos de autor, situación que me llevó a una peritonitis, casi me muero. Estuve un mes sin asistir a la maestría, leyendo sobre el derecho de autor.

“Mientras más leía, más en contra iba de muchas cosas. Para mí el arte es una disciplina que no tiene límites y si cuestionamos el derecho de autor se vienen abajo los ready mades, las apropiaciones, que han sido utilizadas en el medio del arte por Andy Warhol y un centenar de artistas. De repente hay otra situación. El arte busca la originalidad y nos hace originales a nosotros como personas para pensar o generar productos originales.

La presente exposición conjunta muchas técnicas que he trabajado durante mucho tiempo por primera vez y, por otro lado, respecto de mi definición de arte. Un artista tiene que tener su propia definición y la mía ha cambiado. Para mí el arte ni se crea ni se destruye, tan sólo se transforma.