Hombres armados reprimen a manifestantes pro democracia en Yemen
Domingo 15 de mayo de 2011, p. 25
Manama, 14 de mayo. Unos 2 mil trabajadores chiítas del sector privado bahrení fueron despedidos o suspendidos de sus empleos por presiones de la monarquía, en represalia por su participación en las masivas manifestaciones antigubernamentales de febrero y marzo.
En este mismo contexto se han registrado varios casos de musulmanes de esa rama orotodoxa que han sido aterrorizados por agentes enmascarados de los cuerpos policiales y militares, que han irrumpido de madrugada en sus casas.
La Federación General de Sindicatos de Bahrein, según la televisora Al Jazeera, informó que además de las mil 300 personas que perdieron sus puestos de trabajo en empresas privadas, varios cientos
de empleados públicos han sido suspendidos
.
Las cifras de la central sindical son similares a las de la Organización Internacional del Trabajo, que ubica en unos 2 mil la cantidad de trabajadores con problemas derivados de su asistencia a las protestas celebradas en la plaza La Perla del centro de Manama, desde el 14 de febrero y hasta el 15 de marzo, cuando mil 500 soldados de Arabia Saudita entraron a Bahrein en apoyo de Hamad bin Isa al Khalifa (cuyo sobrino, el jeque Khalifa bin Slaman al Khalifa, es jefe de gobierno desde 1971).
La isla del golfo Pérsico donde se encuentra Bahrein está habitada por un millón 300 mil personas y se sitúa a unos 20 kilómetros de Arabia Saudita, dominada por una casta sunita, al igual que el reino bahrení. Es sede de la quinta flota naval estadunidense y se encuentra estratégicamente ubicada al oeste de Irán, donde predomina el chiísmo, tanto como en la isla.
Unos mil miembros del movimiento en favor de la igualdad de derechos entre chiítas y sunitas de Bahrein fueron encarcelados después de las manifestaciones masivas, aunque el gobierno afirma que unos 300 ya están libres.
Activistas denunciaron que además de los actos de terrorismo de Estado, los chiítas pro democracia han sido torturados en las cárceles. Uno de ellos, Abdulhadi Khawaja, dijo la semana pasada ante una corte militar que sufrió fracturas en su cara por los golpes recibidos en prisión.
En la punta suroeste de la península Arábiga, el movimiento antigubernamental de Yemen fue nuevamente blanco de agresiones por parte de hombres armados vestidos de civil, en la ciudad de Taiz, con saldo de 35 heridos.
La represión contra los opositores no ha cesado desde que se iniciaron en febrero las manifestaciones en Taiz, el puerto de Adén y la capital yemenita, Saná.
Un mediador enviado por el Consejo de Cooperación del Golfo –al que pertenecen las monarquías del Pérsico como Bahrein, Arabia Saudita y Qatar, encargado de administrar los fondos petroleros de Libia– llegó este sábado a la capital para tratar de revivir un plan de transición en Yemen, rechazado por los opositores porque no prevé la destitución del presidente Alí Abdullah Saleh, en el poder en Saná desde 1979, cuando este país estaba dividido en dos territorios, sur y norte.