Se disparó de 25 a 75 por ciento la inversión financiera en productos agrícolas
Deutsche Bank y Caixa de Catalunya ofrecen ganancias fáciles
al invertir en materias primas
Domingo 15 de mayo de 2011, p. 30
Los grandes especuladores que provocaron la crisis financiera en el sector inmobiliario de Estados Unidos, misma que se extendió a todo el mundo, son también los causantes del nuevo repunte en el precio de los alimentos, advirtió el Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG).
Refirió que mientras en 1998 la inversión financiera con carácter especulativo en el sector agrícola era de apenas 25 por ciento, actualmente se ubica en 75 por ciento y la mayoría de las transacciones de este tipo se concentran en la bolsa de Chicago, seguida de las de Londres, París, Amsterdam y Francfort.
Es una nueva crisis que ocurre cuando hay abundancia de alimentos, ya que mientras la producción de comida se triplicó entre 1960 a la fecha, la población mundial únicamente se duplicó en el mismo periodo.
Por tanto, comida hay. No se trata de un problema de producción sino de acceso a los alimentos, a diferencia de los que puedan afirmar instituciones internacionales como la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el Banco Mundial (BM)
, sentenció ODG, una red creada desde 2000 por iniciativa de la Red Ciudadana para la Abolición de la Deuda Externa y conformada por organismos e investigadores de diversas partes del mundo.
Tras la caída del mercado de créditos hipotecarios de alto riesgo en Estados Unidos inversionistas institucionales como bancos, compañías de seguros, fondos de inversión, entre otros, buscaron lugares más seguros y con mayor rentabilidad dónde canalizar su dinero como las materias primas y los alimentos, tras la caída del mercado de créditos hipotecarios de alto riesgo en Estados Unidos
.
Los especuladores aprovechan la desregulación que existe en los mercados de materias primas que fue impulsada desde la década de los 90 por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Los contratos para comprar y vender comida se convirtieron desde entonces en derivados
que podían comercializarse independientemente de las transacciones agrícolas reales. Nacía, pues, un nuevo negocio: la especulación alimentaria
, pese a que sus representantes no tienen nada que ver con la oferta y demanda real de alimentos, indicó ODG.
Conforme sube el precio de la comida, también aumentan las inversiones en el mercado de futuros y éstas a su vez presionan al alza el precio de los granos básicos y empeora la inflación alimentaria.
Según la investigación de ODG, a cargo de Esther Vivas, diversas instituciones en el mundo, como el Deutsche Bank de Alemania o la antigua Caixa de Catalunya, en España, comenzaron a anunciar ganancias fáciles a sus clientes si invertían en productos agrícolas en auge
y para dar garantías de alta rentabilidad, no dudaban en destacar en su publicidad sobre materias primas la cotización al alza de productos como el maíz, el frijol y el azúcar.
Desde luego, esas instituciones financieras han obviado una información importante que la especulación financiera que tan buenos réditos económicos da, aumenta el precio de los alimentos, los hace inaccesibles a amplias capas de la población en países del sur y condena al hambre, la miseria y a la muerte a miles de personas
, puntualizó el observatorio.