Llevamos 8 meses sin trabajo, denuncia sobrecargo de Mexicana
Martes 10 de mayo de 2011, p. 40
“Imagínate lo que significa para una madre enterarse por televisión que de golpe sus seis hijos se quedaron sin trabajo por el decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro. Eso le pasó a mi mamá, que junto con mis hermanos, al vernos desesperados, sin ingreso y sin posibilidad de tener empleo, empezaron a vender comida en la casa para ayudarnos a todos… Ahora comemos en comunidad familiar para economizar recursos.”
Es el éxito del decreto de extinción
del que habla Felipe Calderón: mandar a miles de trabajadores y trabajadoras –la mayoría madres de familia– a la calle, al desempleo; eso es lo que él señala como uno de sus logros del sexenio”.
Es la voz de Celia Figueroa, una de las trabajadoras en resistencia del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), quien laboró 19 años en el área de contraloría y nóminas de la paraestatal, es madre y va a festejar
el 10 de mayo sin empleo. Mañana cumplirá 19 meses sin trabajo, sin ingreso –al igual que más de 16 mil 300 que decidieron no liquidarse–, y según señala, el estigma
que puso sobre ellos el gobierno federal les impide ser contratados, ya que en ningún lado se les acepta.
Son casi 4 mil trabajadoras electricistas las que siguen en esta lucha; en su mayoría son madres y, algunas, cabeza de familia. Para sobrevivir económicamente, enfrentar esta situación, atender a los hijos y mantenerse en la movilización, han desarrollado mucha creatividad, por pura dignidad
, según explica.
Relata que el decreto de extinción pegó a los electricistas en lo sindical y lo económico, pero también en el terreno familiar: ha habido divorcios y separaciones de parejas que no lo soportaron, así como rupturas y fracturas entre hermanos, porque unos se liquidaron y otros no. Cuando un gobierno hiere lo más sagrado, que es la familia, es perverso
, agrega.
Cecilia, quien conduce el programa matutino de Radiosme Que no te cuenten, compa, explica que las mujeres han tenido un papel decisivo en esta lucha, pues muchas han preferido irse a vender comida, comerciar con ropa, y hasta hacer limpieza doméstica en casas, antes que liquidarse; y si ellos se mantienen en la resistencia, en gran parte es porque sus esposas los apoyan
, agrega. En un gremio mayoritariamente de hombres, acostumbrado por décadas al sostenimiento de la familia; muchos de ellos han invertido los roles, porque las esposas tuvieron que salir a buscar chamba y ellos están al cuidado de los hijos, “lo que es muy fuerte para los compas”.
Cecilia pone énfasis en lo que ha pasado con los hijos de los electricistas: “Están pendientes de lo que dice y hace Calderón, a quien señalan como el causante del daño que sufren sus madres y padres. Son, además, los más sacrificados, porque no hay vacaciones ni nada, están con nosotros en el Zócalo, en la movilización. Por ejemplo, la hija de Rosario Rocha, madre trabajadora, que trabajaba como contadora, ahora hace de comer a todos los compas del campamento; su hija festejó los 15 años en el Zócalo. Todo lo que nos ha hecho pasar este gobierno, ¿es justo?”, pregunta, aunque sabe la respuesta.
En la conversación deja claro que las mujeres electricistas, además de los problemas económicos, tienen depresión, problemas de salud, insomnio, pero eso y más van a resistir. No nos vamos a rendir, no nos van a vencer, estamos hasta la madre, pero no vamos a parar hasta que nos den nuestro empleo
.
Paralelamente, otras muchas mujeres han perdido su trabajo, como las trabajadoras de Mexicana de Aviación. Ximena Acquart, sobrecargo con nueve años en la aerolínea, madre de una niña de un año ocho meses, dice que tanto su esposo como ella perdieron el empleo en la misma compañía.
“Los dos estamos sin ingresos, perdimos la casa y tuvimos problemas con el banco, mientras veíamos esperanzados que ya se había designado al inversionista que sacaría adelante la empresa y luego que se había echado para atrás (PC Capital).
Llevamos ocho meses sin trabajo, mientras el secretario del Trabajo, Javier Lozano, repite que se ha creado un récord de empleos que no vemos
, concluye.