Por el placer de volverte a ver se escenifica de viernes a domingos
Martes 10 de mayo de 2011, p. a10
“Tal vez una muestra del éxito de la obra Por el placer de volverte a ver es que algunos asistentes salen y le hablan inmediatamente a su madre para decirle algo agradable, que la extrañan o para preguntarle cómo le va”, expresó en entrevista Claudia Romero, directora de esta puesta.
Esta pieza fue escrita por Michel Tremblay y tiene en los papeles protagónicos a Beatriz Martínez y Héctor Suárez Gomís, quienes encarnan a una madre y a su hijo. En seis escenas narran una historia que muestra lo grande de lo cotidiano en lo estrecho que puede ser ese vínculo.
“Aunque sea sustituta, la imagen materna se conserva y es la de alguien que nos ha educado y dado la formación que tenenos, fundamental para nuestros traumas y triunfos. Esto independientemente del hecho biológico de parir, pues todos le debemos algo a alguien. Esta obra se trata justamente del reconocimiento a ese alguien.
“La historia de Por el placer de volverte a ver parte de una madre muy cotidiana, que es el caso de la mayoría de nosotros, pues pocas personas en la historia pueden vanagloriarse de haber sido madre de Alejandro Magno o del Cid Campeador. En general, somos producto de una madre común y corriente que en su quehacer cotidiano nos inculca las raíces de lo que seremos más tarde.”
La narración parte de cuando el hijo tiene 12 años.
–¿Qué piensa de que mucha gente sale llorando?
–Lo importante del teatro es que la gente conecte. Salen llorando porque la última escena es la más conmovedora, pero antes de eso se ríen por las anécdotas. El hecho de tocar y conmover, y de hacer entrañables a estos personajes denota que el público logra identificarse con alguno de ellos, ése es el objetivo del teatro.
Por eso hacemos teatro en vivo. El cine tiene otro lenguaje y conmueve de otra manera. Aquí, la función está hecha por los mismos actores, pero con diferente público. Hay personas a las que les pega más. A veces van grupos de jóvenes y ellos se comportan de otra manera: se sienten más identificados con el hijo y se burlan más de la madre, pero al final la historia les pega. En el caso de los mayores de 40 años se sienten identificados en ambos puntos. El chiste es hacer la narración vivencial para cada uno de los espectadores.
–Quienes han perdido a sumadre la recordarán por medio de esta obra...
–Así es, porque es un homenaje a una persona que ya no está. No es un reconocimiento a un ser grandioso, sino a alguien común. Repito: casi todos somos hijos de una mamá normal.
Rechazó que en este esquema aparezca la mujer abnegada. Ese tipo de madre ocupó una época interesante, pero hoy vivimos muy cerca del mundo en general, aquí en México, y creo que las madres son más actuales en el sentido de que salen a trabajar, comparten con el marido la educación familiar, y esta obra no se va a los papeles de Sara García ni al extremo de la mujer liberada, pues no cuestiona su papel dentro del hogar ni lo sufre.
Añadió que le gustó mucho no hacer una madre estereotipada, porque no tiene que ver con este asunto feminista de mujeres que se salen de su casa. Aquí se comunican, pero en la vida real a veces ni se hablan. El silencio dentro de la familia es un tipo de violencia que no tenemos muy considerado, pero es una agresión
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Funciones en el Teatro del Hotel NH, Liverpool 155, Zona Rosa, los viernes a las 20:30; sábados a las 18 y 20, y domingos, 13:30 y 17:30 horas. Informes al 5207-1498 y 5207-2244.