En estos momentos, en que parece que nuestra patria no tiene futuro, no tiene salida de la violencia que nos agobia, debemos invocar al beato Juan Pablo II, quien tanto amó a nuestro país, a los habitantes de estas tierras, para que interceda por nuestra patria ante Cristo Jesús, aseveró el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, ante fieles congregados en la Catedral Metropolitana.

En la misa de gracias por la beatificación de Juan Pablo II –el domingo pasado en Ciudad del Vaticano–, el cardenal recordó el amor que Karol Wojtyla expresó por México y a su pueblo, desde la primera hasta la última visita, cuando encorvado y casi arrastrando los pies quiso venir a la Basílica de Guadalupe para canonizar al primer indígena de nuestro continente: Juan Diego.

Acompañado por el nuncio apostólico, Christophe Pierre; obispos auxiliares y sacerdotes, Rivera dijo que el motivo de la homilía era orar para que el jefe de Estado del Vaticano de 1978 a 2005 sea proclamado santo.