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Chucho y Bebo Valdés reciben doctorado honoris causa por el Colegio de Música Berklee

En la familia hay un virus musical que nos tiene contagiados

El primer recuerdo que tengo de mi niñez es el de mi padre tocando y yo sentado en sus piernas tratando de imitarlo, comenta el pianista cubano en entrevista

 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de mayo de 2011, p. a16

En magna ceremonia, envuelta en cierto glamour musical, se llevó a cabo este sábado la investidura como doctor honoris causa del Colegio de Música Berklee de Boston al pianista cubano Chucho Valdés. Acompañado por el cinerrealizador español Fernando Trueba, Valdés agradeció la distinción en su nombre y el de su padre, Bebo Valdés (también galardonado y ausente por problemas de salud), y dijo que con este nombramiento se reconoce no sólo la trayectoria musical de ambos, sino también la labor docente. “Berklee es la meca de la academia del jazz mundial y yo me siento muy honrado”, precisó.

En una entrevista anterior realizada en la ciudad de La Habana Chucho Valdés dijo a La Jornada: “Este es uno de los más grandes reconocimientos que me han hecho en los años recientes y siento más honor al recibirlo junto a mi padre quien ha sido mi maestro y guía. Como ya dije, es hacer dos goles en una sola jugada.

Mi primera suerte en la vida es ser hijo de Bebo Valdés, músico muy completo de quien aprendí todo lo necesario para encaminar esta carrera. Soy un admirador de mi padre, como ser humano y como músico. Su obra ha trascendido y ha influido en todas las generaciones posteriores. Por eso la satisfacción de ser su hijo se multiplica.

Punto de encuentro

La relación especial entre padre e hijo nació alrededor de un piano. El primer recuerdo que tengo de mi niñez es el de Bebo tocando y yo sentado en sus piernas tratando de imitarlo.

El artista contó que cuando tenía tres años Bebo le sorprendió tocando con un dedito la melodía de la Vaca lechera, y a los cuatro le puso un maestro particular. Hubiera sido casi imposible que yo no tocara el piano teniendo en casa a un gran pianista como Bebo y una mamá como Hilda, quien también era excelente. A veces digo a manera de broma que en la familia hay un virus musical que nos tiene contagiados. Yo tengo siete hijos, los siete son músicos y los siete tocan piano.

El encuentro con Chucho se dio en uno de los salones del Hotel Nacional en el que se presentó de manera oficial Chucho’s Steps, su producción discográfica más reciente, misma que el maestro ha considerado el mejor trabajo de su carrera. “No fue fácil hacerlo –dijo en referencia a el álbum–. En él invertí siete años de investigación y estudio para llegar a un punto y creo haberlo logrado.”

Foto
Chucho Valdés, durante su participación en un festival celebrado en Puebla, en 2010Foto Diego Bravo

Haciendo referencia a su labor pedagógica, misma que ahora el reconoce el Colegio Berklee, Chucho afirmó sentirse feliz y comentó socarrón: “Tengo la ligera sospecha de que el título de doctor honoris causa me lo han otorgado no porque les caiga bien, sino porque de alguna manera he contribuido con mi granito de arena al desarrollo de la cultura universal, no solamente de la cultura cubana.

Lo curioso es que nunca quise ser maestro. Estudié la carrera (magisterial) sólo para complacer a mi familia. Una vez que comencé como maestro me decantaba por la música. Poco a poco me fui adentrando en lo pedagógico y ahora enseño mucho y me gusta.

A punto de cumplir 70 años de edad, Chucho está concentrado ahora en el trabajo con su nueva formación, Los Mensajeros Afrocubanos, con quienes ha estado trabajando los frutos de sus ideas que mezclan elementos de la religión yoruba con el jazz. Algo con lo que me siento muy bien.

Nuevo disco con Omara Portuondo

Sobre sus planes futuros mencionó que alternará las presentaciones de su grupo en Europa con las de Omara Portuondo, con quien hizo un álbum muy especial, muy íntimo, en el que la diva del Buena Vista Social Club canta “como en la quintaesencia de su carrera.

“Hice un cedé con Omara en el 95, titulado Desafíos, muy bueno, pero éste, Chucho y Omara, me gusta más. En él aparecen piezas como Si te contara, Alma mía y Babalú Ayé. Es un disco muy bien seleccionado en el que además participa nuestro amigo Winston Marsalis interpretando a la trompeta el tema de Armando Manzanero Esta tarde vi llover”.

Con una vida prácticamente en el avión y residencia repartida entre Buenos Aires (su actual esposa es argentina), La Habana y Madrid, el ocho veces ganador del Grammy estadunidenses y siete latinos dice no estar cansado aún. ¡Que va chico!, lo mío aún no termina. Mis investigaciones, las creaciones, presentaciones y labor docente siguen sin parar. Yo todo el tiempo estoy pensando en música. Vivo en música y sueño en música. Hay que hacer una nueva música para tiempos nuevos del siglo XXI, ante la crisis general que hay en el mundo.