Tepic, Nay., 29 de abril. Después de casi un año de no hacer declaraciones políticas, el ex gobernador Antonio Echevarría Domínguez vaticinó que su esposa Martha Elena García Gómez, candidata del PAN, ganará la gubernatura el proximo 3 de julio, pues, dijo, el trabajo que realizó al frente del DIF estatal cuando él fue mandatario sentó un precedente en la historia de Nayarit, donde sí se ayudó a los que más lo requerían y no como en el actual sexenio.

Echevarría Domínguez, quien gobernó el estado en el periodo (1999-2005) acudió a temprana hora a desayunar con su hijo Antonio Echevarría García a un céntrico hotel de esta capital, donde fue abordado por los reporteros. Renuente a dar declaraciones aceptó una breve entrevista en la que comentó que apoyará con todo lo que se requiera a su esposa.

Cuestionó el gasto que hizo en su precampaña el candidato al gobierno estatal por el PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, con miras a los comicios del próximo 3 de julio, y afirmó que por lo menos gastó entre 60 y 70 millones de pesos.

“Que yo sepa Lupe Acosta no se ha sacado la lotería, ¿de dónde el dinero entonces?”, ironizó. Dijo que por el contrario, Martha Elena no ha invertido ni 5 ni 10 por ciento del total de ese gasto y aún así se mantiene en las preferencias electorales de los nayaritas.

Acusó que el actual gobernador, Ney González Sánchez, deja un estado destruido con 5 mil millones de pesos de deuda y solo hizo cuatro hoyos que nos retrasan en la vialidad en referencia a los pasos a desnivel construidos en la presente administración.

Ratas asquerosas

Sobre el rubro de seguridad comentó: Yo tuve un procurador honestísimo y los que están ahora son unas ratas asquerosas. Recordó que en el tiempo que él gobernó se podía andar por la calle solo o con la familia a cualquier hora de la madrugada y no pasaba nada y ahora la situación es completamente diferente.

Echevarría Domínguez respondió que él no volverá a las ligas mayores pues ya esta jubilado, mejor dicho, pensionado por el IMSS, y se retiró del hotel soltando una carcajada por el seguimiento que le hicieron los reporteros en camino a tomar su automóvil, junto con su secretario particular y escoltas.