La perversión desligada de su elemento sexual, transformada sólo en ese mínimo factor que trastoca la realidad. Realidad convertida en ficción en el libro Cinco metros de cuentos perversos: un homenaje a Carlos Oquendo de Amat y sus Cinco metros de poesía, publicados en 1927.

Cinco metros de cuentos perversos es un nuevo proyecto de la editorial Textofilia, que apostó por hacer una antología preparada por David González Tolosa, con textos de escritores hispanohablantes, noveles como Paola Tinoco o Alfredo Núñez Lanz, o con larga trayectoria, como Ana García Bergua y el prólogo es de Andrés Barba.

El libro, formado de manera artesanal, también es perverso porque trastoca el formato tradicional: Cinco metros de cuentos puede extenderse, en una interesante invitación a entrar al juego de la perversión, o bien, leerse de manera tradicional.

Con este título, realizado con apoyo del Fonca, “no queremos solamente caer en esta connotación sexual. Cuando uno piensa en la perversión automáticamente remite a la connotación sexual. Pero no, lo perverso va más allá, es aquello que irrumpe en nuestro orden, en un orden prestablecido, construido, que nosotros creamos. Es algo que de repente trastoca ese orden y no implica la destrucción de ese orden, sino que es como un señalamiento de su fragilidad. Por eso quizá nos guste tanto la perversión, porque nos gusta ver cómo es exhibido en nuestro orden del mundo, cómo ese orden es muy frágil y con cualquier movimiento, con cualquier leve movimiento puede ponerse en riesgo“, dijo David González Tolosa, editor de Textofilia, y responsable de la antología que se presentó el jueves por la noche en Estación Coyoacán.

El sentido de este libro, añadió, es el trastocamiento, puede ser una pequeña cosa, al parecer imperceptible o bien puede caer en la más grande barbarie.

Reflexión acerca de la escritura

Paola Tinoco, autora de uno de los cuentos y del libro Oficios ejemplares, señaló que uno de sus objetivos al participar en ese proyecto es mostrar que la perversión no está ligada al sexo.

“Aprendí que no es necesario unir perversión y sexo cuando escribí para Playboy: el editor pedía precisamente que las historias no hablaran de sexo. Me pareció curioso que me pidiera algo que no tuviera nada que ver con la revista, y justo comencé a estudiar el tema de la perversión.”

Basada en Elizabeth Roudinescu, sicóloga francesa que explora el tema de la perversión, te das cuenta que nada tiene que ver con el sexo. Es trastocar el orden, hay que romper con algunas cosas establecidas. La ruptura es la perversión, no el sexo, no lo que tocas.

Para Alfredo Núñez Lanz, director editorial de Textofilia y uno de los autores del libro, se hizo necesario proponer una reflexión acerca de la escritura.

“La escritura en sí misma me parece que es perversa. La de ficción trastoca la realidad y la convierte en algo distinto. De hecho, muchas de las acciones del ser humano son perversas: alteramos la naturaleza para construir un orden propio, nos aprovechamos y lo explotamos para generar ciencia, para generar tecnología, para generar disciplinas, artísticas y otras que no lo son.

Me parece que el origen mismo de la literatura es perverso, por ello escribí un cuento que se alejara de estos preludios sexuales.

También habló de sus objetivos como editor: presentar la escritura contemporánea en México del cuento breve, del corto; y me interesa también publicar autores que son un poco más conocidos, con una trayectoria más larga y ponerlos a dialogar en el mismo espacio.