Iván, Pekka y Cristóbal
o no sé, tema cantado por Benny Moré con la orquesta de Pérez Prado, compuesto por Justi Barreto, grabado en RCA Víctor en 1949 con el número 23-1412-A, tiene a mi amigo Iván Restrepo sin dormir por no tenerlo en su colección. Sin embargo, sirvió para que éste, su enkobio (sic), recibiera un emilio de Pe- kka Salonen, de Finlandia, comunicándome que se puso a investigar acerca de la petición de Iván, aunque sin resultado.
Me dice que Cristóbal Díaz Ayala en la discografía especial de Benny Moré da algunos datos, pero sin resolver el problema, pues contiene contradicciones respecto a los números de grabación. Qué lástima que siga la incógnita respecto a Yo no sé, pero a la vez esto sirvió para comprobar que la música cubana está regada por el mundo y en Finlandia se encuentra un admirador de ella, y a la vez interesado en el ambiente sonero de México en las décadas de los años 40 del siglo pasado hasta los 60. Espero que aparezca Yo no sé para beneplácito de Iván Restrepo.
Por otro lado, encontré muchos datos erróneos respecto a la estancia de Benny Moré en México. Empezaré por dejarle saber, mi asere Pekka, los títulos de canciones que grabó con el Conjunto Matamoros: Penicilina, Me la llevo, Seré dichoso, Qué será eso, Se va a morir y Ofrenda criolla.
Al quedarse aquí su primer éxito se llamó La televisión, acompañado por Mariano Mercerón; también Las posadas, haciendo dueto con Lalo Montané. Otro tema que sonó fuerte fue Loca pasión. Puede decirse que fue el principio de la popularidad de La voz de oro de Cuba, que así anunciaban a Benny Moré en este México de mis amores. Más tarde con el conjunto de Humberto Cané, que era un verdadero trabuco, Mi negrita rumbera, de Homero Jiménez, Merengue pa’ ti, de Silvestre Méndez, Puntillita, Seboruco, Cómo gozo, Hasta cuándo y otros, hasta las grabaciones con Pérez Prado, Rafael de Paz, Chucho Rodríguez y la última antes de regresar a Cuba que realizó con músicos mexicanos bajo la dirección y arreglos de Salomón Jiménez, entre ellos Ensalada de mambo, A media noche y Mucho corazón. En 1959 estuvo unos días aquí en México y éste, su enkobio, tuvo la oportunidad de estar con él.
Existen muchas contradicciones y omisiones respecto a las actividades de Benny durante su estancia en Mexiquito el bello, así que no le digan, que no le cuenten, porque seguro le mienten. Seguiremos con la duda de Yo no sé.
Éste, su nagüe, promete investigar acerca de Carlos Forcade, porque llegué al ambiente sonero cuando él ya no estaba aquí, pero pude escuchar a varios compañeros hablar de él, por cierto positivamente. En esa época la mayoría eran figurones y los conjuntos y orquestas, sensacionales, con un tren de trabajo extraordinario. Funcionaban muchos cabarets y en cada uno actuaba un son y tanto los sitios como los grupos variaban en calidad.
Existió uno llamado Sans-Souci, donde actuó el Conjunto Casino. Entre sus elementos vino Nelo Sosa, quien después de un temblor se regresó a Cuba. En su lugar entró Alfredito Valdés, y Eduardo Periquet, trompetista de altos vuelos, también integrante del Casino, se quedó aquí y fue director de su propio conjunto en el Río Rosa y durante una larga temporada formó parte de Los Guajiros del Caribe.
Pero, déjeme decirle, mi enkobio, en su conjunto lo que había eran verdaderas estrellas: al piano, Daniel de la Vega, el bajista Andresito Mucha trampa, Modesto Durán y Chicho Clemento Piquero en la sección rítmica, en las trompetas Periquet y Chicho Changote Montes, y como cantantes en diferentes épocas Kiko Mendive, Vicentico Valdés, Benny Moré, Lalo Montané, Juan Manuel Colombo y Panchito Morales, El Chato Flores y El Morito, sólo por nombrar unos cuantos. Los que me faltaron que me perdonen.
En el Waikikí el Son Clave de Oro; en el Tabaris el Conjunto Veracruz de Raúl de la Rosa con su cantante Pepe Vázquez Chacumbele, del que no había podido mencionar, pero fue un buen sonero y años más tarde parte de la orquesta de Pepe Castillo; en el Zoombie el Conjunto Habana de Heriberto Pino con su cantante Paco Betancourt Cascarilla, que duró poco en el medio sonero, pero hizo grabaciones.
Según Cayito Enrique Partida y su compadre El Chamaco De la Cruz, llegamos a ser 400, y me cuento entre ese número porque en esa época de oro tuve mi principio y pude ser parte de lo que fue una hermandad que se reunía en un café todas las madrugadas después de nuestras labores a desayunar. Todavía existe. Llevó dos nombres, Hit’s y Península. ¡Vale!