Critica sordera de criminales y autoridades
Viernes 22 de abril de 2011, p. 11
El cardenal Norberto Rivera lamentó que el basta ya
, un grito
que ante la escalada de violencia han expresado miles de nuestros hermanos, no alcance a romper la sordera de los criminales, de las autoridades corruptas y de los que pudiendo hacer algo sólo contemplan el escenario o huyen
.
Criticó que en el país prevalezca una descomunal y demencial violencia
, y añadió que Cristo sufre y prolonga su pasión en este via crucis de maldad
con todos los inocentes cobardemente asesinados
, con “las personas secuestradas y extorsionadas, torturadas y vejadas, privadas de su dignidad y de su libertad, de sus bienes y de su vida.
¿Cuántas veces hemos gritado en medio de nuestro miedo y dolor ¡basta ya!?
, señaló el arzobispo de México durante la misa crismal, en la que también aseguró que en medio de esta situación la Iglesia católica llora por sus hijos que ya no están, llora con los padres de tantas víctimas, con las viudas y con los huérfanos y por tantas vidas segadas tempranamente, por tanta destrucción sin sentido
.
Resaltó que también le preocupa hondamente el deterioro del tejido social y que la fe se vaya apagando, que la caridad no brille y que ahora la esperanza parezca imposible
.
Con la Catedral Metropolitana colmada de fieles, de cientos de sacerdotes, diáconos y obispos, el jerarca dijo que en México, ya no hay compasión
y prevalece una exhibición y comercialización morbosa de tanta maldad
, hecho que nos ha vuelto indolentes
.
Deploró que de los decesos dejados por el combate al narcotráfico se haga de las víctimas números y estadísticas, olvidando que se trata de personas, las cuales aún después de muertas tienen una dignidad y merecen ser tratadas con respeto; se olvida que tienen una familia que sufre una irreparable pérdida
.
Refirió que México parece ser una sociedad derrotada que se hunde en el miedo y en la desesperación y que se siente atrapada en una espiral de violencia, de egoísmo y de corrupción sin límites
, por lo que recordó a los sacerdotes que su labor es apoyar a los afectados y no hacer caso omiso de lo que ocurre.
También hizo un llamado enérgico, y a la vez suplicante a los criminales, para que dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien, a que cesen en su ambición y codicia, a que dejen de matar, extorsionar y corromper, y respeten la vida humana
porque es sagrada.