La puesta en escena comienza temporada hoy en el Centro Cultural Helénico
No es una comedia de corte convencional, en la que se suele dar al espectador todo en la boca y digerido, dice el director
Pretende llegar hondo en la mente del espectador
Miércoles 20 de abril de 2011, p. 7
“La obra de teatro Nairobi trata sobre el cuerpo diplomático mexicano asentado en ese país africano, que un día decide juntarse e intercambiar parejas para desaburrirse y matar el tedio. Quieren hacer algo nuevo”, expresó en entrevista con La Jornada su director, Juan Carlos Vives.
Esta propuesta se estrenará hoy miércoles y cerrará temporada el 13 de julio. La trama de esta comedia podría cerrarse en la anécdota de la búsqueda de un cambio de rutina, pero “los involucrados viven las consecuencias de dicho intercambio. Sólo es un pretexto para hablar de las relaciones humanas, de las famililas disfuncionales, de las relaciones de pareja. También de cómo el lenguaje político nos engaña.
Se aborda la imperante doble moral y cómo ésta se ataca con otra doble moral, que es el hecho de que todos nos estamos poniendo el cuerno ante los ojos de todo el mundo.
Actúan Rodolfo Blanco, Guadalupe Damián, Edurne Ferrer, Yolanda Navarrete, Antonio Rojas y Gastón Yanes.
Vives añadió que Nairobi es la capital de Kenia, país situado en el oriente africano. “Es el piquito que tiene África. Es el final del Nilo, que desemboca en el lago Victoria. Fue colonia inglesa y escocesa. Un lugar paradisiaco, que sería el cliché que tenemos todos sobre el atardecer anaranjado, la sombra de una acacia y unas jirafas y leones. Eso es Nairobi.
De ahí, basta cruzar el océano Índico y estar ya en la otra colonia, que es India.
Vives no conoce Nairobi; para eso está Internet. La obra no parte de lo que sé o no de Nairobi, sino de la idea que tenemos sobre algo que está lejos. Todo mundo dice que un sitio lejano está en Timbuktú, pero casi nadie sabe dónde queda. La idea es de que está muy lejos. O que está hasta China. Por allá. Nairobi es como Tumbuktú o China.
Esta obra es realizada por la compañía Búho Grande Teatro, que actualmente tiene montadas cinco piezas dramatúrgicas. “Ésta es una comedia, pero se presenta en el Helénico y, por tanto, no es trivial. Pretende llegar hondo a la mente del espectador mediante la risa, lo cual implica una labor complicada. No es una comedia de corte convencional, en la que suele dar al espectador todo en la boca y digerido. La sola idea de dar algo digerido es asquerosa. Yo prefiero masticar la comida. Ésa es la propuesta de Nairobi, en la que invito a la gente a que haga su proceso digestivo solo y con sus propios referentes y expectativas, para que cada quien se lleve su mensaje.”
Agregó que para escribir Nairobi partió de sus experiencias, como cualquier otro escritor. “Me sería muy difícil escribir de algo de lo que no participo o de lo que no soy. Claro, debo decir que nunca he intercambiado pareja ni he visitado Kenia, ni soy diplomático. ¿Los cuernos? Hasta donde tengo conciencia no me ha tocado, pero sí me ha tocado vivir el infierno personal y relacionarme con el mundo. De eso trata esta obra: de relaciones personales, de cómo se construyen y deconstruyen, de cómo el amor despedaza y de cómo el desamor construye, o viceversa. Eso es lo que me ha tocado vivir.
“En Nairobi no hay un protagonista, sino que todos los actores destacan, a la manera de un ensamble. El protangonista es la historia misma.
Si el público quiere ver una estrella de televisión que no se apersone por el Helénico y siga enajenado viendo las estrellas de televisión, tiene derecho. Mucha gente busca eso como se busca la cocaína para evadir los problemas. Al paso del tiempo tiene los mismos problemas, más el de la cocaína. Allá ellos.
Voceros de la sociedad
Como profesional del teatro señala que ver obras de este arte es fundamental, “porque si una sociedad lo hace eso refiere la salud de un conglomerado. Quien no valora su teatro y prefiere ver el de otras latitudes y realidades no se verá en el espejo. Los teatristas somos los voceros de la sociedad. Los que llevaban las noticias de pueblo en pueblo eran las trouppes, en el medievo y en el Renacimiento. Eran los trovadores, los juglares, los cantores. Parte de toda esa herencia la recibe el teatro. La gente debe saber quién es bufón del rey y quién le señala sus defectos.”
Alertó sobre la necesidad de ver buen teatro, pues si se lleva a un niño o joven a ver una mala obra tal vez no regrese. No pasa como en el cine, donde se ve una mala película, pero a la semana ahí se está de vuelta. Una buena obra vacuna contra el mal teatro.
Nairobi se escenificará en el Teatro Helénico (Avenida Revolución 1500), los miércoles, a las 20:30 horas.